martes, 24 de mayo de 2011

El blog personal



El Betis, Glorioso Betis, Córdoba y sus patios, la Semana Santa que no existió, las leyes, las elecciones, la sinestesia, la Feria, las tonterías de diario, la antropología y el entramado humano, la identidad de género, que no la sexual, el paso de los días, la gente, las mentes, los libros, mis constantes pensamientos vagos sobre casi todo, los recuerdos, el cine, el placer de pararse ante cualquier nimiedad, el reinventarse, montar y desmontar mil veces lo mismo, las pinturas, las tonterías que despiertan la risa, los charcos, los poemas, los desvaríos, las cámaras de fotos de plástico con un gusanito, las canciones, su letra, su música, mil historias, plantas que mueren, los mares de China, encuentros, desencuentros, Jane Austen, la soledad, la compañía, la distancia, los edificios que hablan, los bares, infinitos bares, los carteles, el gusto, simple y complejo gusto por escribir, por derramar letras… Todo esto son temas que me rondan, temas que en tiempos salían disparados de mi mente a esta pantalla negra bajo papeles rotos. Ahora, no sé, el tiempo, la desgana, las mil excusas y disculpas que siempre alego. Tal vez he cambiado, tal vez ya yo no soy quien empezó esto, aunque si soy quien no quiere dejarlo morir aunque no lo parezca. Soy quien se sienta a escribir semanalmente para Sevilla Actualidad y ahí parece que se vacía todo mi esfuerzo, mis letras y mis maltrechos pensamientos… Aunque aquello nunca será esto, a Dios gracias. Aquello es aquello, y esto es esto, o lo que queda.
Cambiar el diseño, reetiquetar o incluir categorías son cosas que me rondan la mente, y en cierto modo no sé si servirían de algo o qué clase de parche estaría poniendo. Tal vez tengo que dejar de buscarme a mí, a aquella, y empezar a ser la otra, la de ahora, o simplemente seguir, sin más. Es curioso el raro dibujo de una vida que puede ser un blog, o al menos este. Imagino que todos tenían razón, el blog inclasificable que yo pensé que tenía no es más que un blog personal, uno demasiado personal, uno desequilibrado como yo, con altibajos, como yo, inconstante, puede que demasiado humano en el más imperfecto sentido de la palabra…
Qué triste es el “no saber para donde tirar”, que debilidad tan inmensa…
Pero bueno, algo pasará, incluso nada, que filosóficamente no deja de ser algo, pues es la ausencia de lo mismo…
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