domingo, 28 de septiembre de 2008

Plateriyo bebía Kaskol


Llegar tarde puede ser elegante, me gustaría creérmelo porque el don de la puntualidad no me acompaña, claro que lo mismo es cuestión de llegar tarde con elegancia. Pero no hay que engañarse, el elegante es Juan, que estaba allí a tiempo, a su hora, como debe ser. Y no estaba sólo... Imagino que como mi mente perversa casi le amenaza con aquello de que su marido era algo así como la madre del de Psicosis, vino a demostrarme que existía.
Empiezan a llegar, nos agrupamos como los átomos ¿Cómo se llama la unidad que forma un grupo de átomos? No lo sé, la ciencia tampoco es un don… No importa, Alfonso X el Sabio nos acoge, a él le da igual la física ¿atómica? Por lo que he visto, el de la toga no me perdonó que no me levantara, pero él desconoce cortesías o caballerosidades de los tiempos del rey Sabio. Como en aquellos tiempos, alguien aparca el caballo en la puerta, y entra desarmado a la taberna.
El señor Andréu me lanza el guante, yo lo recojo, casi sonrío, me place el lance la verdad, pero le sentencio algo: “Si yo escribiera como a veces me gustaría, nadie me entendería, ni tú”, Y es que él anda en una nueva empresa, de esas que le gustan al abuelo batallitas. Está empeñado en demostrar la existencia del Kaskol. Por lo visto, cerca de su casa de la infancia, en la calle Sol, no habría bares, e iban a tomar pepitos a un bar en Los Palacios. Tomaban pepitos porque el señor Andréu es de ese tiempo en que a los montaditos se les llamaba así, y por lo visto se tomaban con Kaskol, al menos en aquel feudo independiente… Se compromete delante de todos, jura por su honor de caballero que escribirá a Kas, dónde le remitirán pruebas fehacientes y palpables de que tal mejunje existió en algún lugar mas allá de su imaginación. Pero entonces recordamos a Plateriyo, esa mascota, que también afirma que existió, y que absolutamente nadie recuerda. Fusiono ambos delirios de su mente con esa otra sentencia: “Plateriyo bebía Kaskol” Me divierto un rato pensando como aquel burrito podía beber semejante refresco imaginario con aquellas pezuñas que tan poco ayudan a la motricidad fina de cualquier individuo… Él me reta a esto, a hacer una entrada surreal con esto como título; pero ya lo he dicho, recojo el guante, me place la idea.
Tras una larguísima caminata de un metro, cambiamos la ubicación, las sillas y el caldo. Es una pena que no tengan zumo de naranja, ya no natural, sino de bote… Me conformo con un destornillador de refresco, menos mal que andaba largo de licor ruso… Terribles momentos fotográficos, nadie está contento, no acabamos de salir bien, las mejores fotos son las mentales, como las que debí hacerle al suelo años cuarenta, o al papel pintado de las paredes del baño que tanto le gustó a Indi. Mi idea de la fotografía conceptual no es entendida por algún ególatra, que me trata a mí de ídem. Pero Juan si lo entiende. Siguen las fotos, esta vez nos la hacen los del pub, nos dicen dónde encontrarlas en la red de redes, porque las colgarán; a lo que el actor, que hace un rato se hizo amigo de la dueña le dice con la rotundidad del propio Marlon Brando: “Tú no sabes lo que tienes aquí sentado”.
Ya son ciertas horas, aunque para mí nunca es la de irme, pero la mayoría impera. Hemos bebido, hemos arreglado el mundo, o parte de él, hemos sentado bases para organizar excursiones, hemos brindado por el juez, algunos han comido tarta, y podríamos haber hecho una pequeña construcción con las latitas de la máquina de misceláneas que acompañan al alcohol. Por hoy no ha estado mal. Las riñoneras de esa marca de ron, a la que no voy a hacer publicidad porque al final no nos regalaron nada los de Legendario, brillaron por su ausencia, pero no todo podía salirnos bien…
A un coche alemán, que no es un Mercedes se suben tres de estas; si tenemos un accidente sería un parte curioso. Comenzamos el reparto, y lo acabamos dejando al de la maza, que deberá volver a sus clases en el cole de jueces. Sé que no me lo va a perdonar, pero aquí le dejo lo que debería ser su himno personal en su carrera judicial, la banda sonora de este curso al menos… A mí de pequeña me encantaba y me parece un referente.
Después, entre raperos y sampleos, se acaba tornando al hogar.
Ya en horizontal, con el antifaz, dispuesta a encontrar a Morfeo y caer a sus pies de manera entregada, recuerdo una de las sentencias, que han sido varias, y por gente destogada, pero sentencias al fin y al cabo: “Si yo escribiera como a veces me gustaría, nadie me entendería”. Tal vez debería hacerlo, de forma mas radical que ahora, y que nadie me entienda, o solo algunos, y mandarte mensajes cifrados a ti, y a ti, y a ti no, porque lo mismo los entiendes, o no… Al fin me quedaría con la frase que Diana escribió para que Teodoro la leyera en El perro del hortelano: “Entiéndame quien pueda, yo me entiendo”. Rondando en estas cosas se me pierde el recuerdo, tal vez Morfeo me agarró de la mano para que dejara de desvariar… Lo mismo sólo es que al final hay que cruzar la frontera a ese otro mundo, dónde miles de burritos blancos, inspirados en Juan Ramón Jiménez, brindan con Kaskol.

sábado, 27 de septiembre de 2008

Premio y Premio esfuerzo personal

PREMIO


A todos nos encantan los blogs, donde en la mayoría de ellos sus objetivos son mostrar las maravillas y hacer amistades; hay personas que no se interesan cuando les damos un premio y de esta manera contribuyen a cortar esos lazos. ¿Queremos que se corten o que se propaguen? Entonces, tratemos de prestar más atención a ellos. Así que este premio debemos entregarlo a ocho bloggers que a su vez deben hacer lo mismo y poner este texto.


Desde tierras catalanas, del Principio de incertidumbre de Sergio, me ha llegado este premio que como no tiene un nombre concreto le he puesto Premio a secas. Como hago siempre, he colgado el premio, he expuesto las reglas pero, en esta ocasión no lo voy a repartir, o si, en realidad este premio es para todos; para los que me visitan mucho, para los que me visitan menos, los que comentan, los que no.. Todos y cada uno me ayudan a que el caos no se apague. Espero que me comprendáis, sobre todo Sergio, al que le agradezco de corazón que se acordara de mi, pero las reglas estan para saltárselas, y hoy se ha dado así. Además, este mismo premio lo tengo por dos veces con otros nombres, así que ya sería muy reiterativo.


PREMIO ESFUERZO PERSONAL


El otro premio que me quedaba por recoger, vino de Extremadura, del Quejío flamenco de Pedro Delgado. Para quien no conozca este blog, se lo recomiendo. Además de aprender mucho de flamenco, conocerán a Pedro, un hombre extraordinario, un maestro de vocación y un magnífico abuelo. Casi me da vergüenza recoger este premio, porque me imagino que alude al hecho del esfuerzo personal que supone tener un blog. Muchos compañeros hacen verdaderas obras de arte en sus entradas, y otros realizan grandes tareas de investigación, documentación… y ese la verdad es que no es mi caso; por eso lo acepto con algo de rubor…


El premio, para rizar el rizo, trae adosado un meme, así que como manda el protocolo:



1. Se guarda el premio con el enlace correspondiente a la persona que te lo ha concedido.
2. Poner las reglas en el blog
3. Compartir seis cosas o valores importantes y seis que no.
4. Elegir a seis personas o más.
5. Avisar a los galardonados dejando un comentario en su blog.

6 Valores que me gustan.

La coherencia
La libertad, sobre todo la libertad individual.
La sinceridad.
La solidaridad bien entendida.
La lealtad, no tanto a las personas como a las ideas, los pensamientos, etc.
La amistad.

6 Contravalores

La intolerancia.
La hipocresía.
Las injusticias sociales.
La ambición mal entendida.
La envidia.
El rencor.


Bueno, pues muchas gracias a Pedro, y yo os lo entrego a todos.

A pesar de que esta entrega ha sido rara, si que como siempre, tenemos fiestecilla posterior.

Nota: Se ha procedido a la colocación en este blog de una foto de la auténtica y genuina Gata Roma, la cual falleció hace unos años por un cáncer de pulmón. Le doy las gracias a mi querido Miguel (me niego a llamarte Anmi Lamar) por dejarme la foto, dejarme el nombre, y tal vez un poquito del espíritu de esa gata pendenciera de ojos verdes.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

One year ago…


Hace un año, tal día como hoy, casi andaba estrenando mi nuevo look, un corte de pelo que simbolizaba un cambio en muchos sentidos.
Hace un año, tal día como hoy, llegué a un lugar totalmente desconocido, a un aula llena de completos extraños, bueno, más bien extrañas. Ese mismo día, me lamentaba, una vez más de lo poco original de mi nombre, de ser el mismo que el de mi madre, de que fuera fiesta en Barcelona o Jerez y aquí no. Me molestaba empezar las clases el día de mi Santo, y sin embargo, tal vez era un guiño del destino, un avance de todo lo bueno que me traería este curso, de lo bien que llegaría a pasarlo con alguna de esas extrañas, de lo que iba a aprender y de manos de quien vendría el aprendizaje.
Hace un año este blog no era ni un proyecto.
Y hace un año, para rematar el día, mini concierto acústico de Ismael Serrano, firma de discos, besos y alguna mala foto.

Miro atrás y me parece que ese día pudo ser ayer, o tal vez la semana pasada… El tiempo ha pasado deprisa y ahora ando con otras cosas en la mente, miedos distintos, alegrías que caen de otros lados, sin sabores viejos y nuevos, mas cosas en la espalda, menos en los bolsillos y me estoy volviendo a dejar el pelo largo… Y es que una de esas extrañas lo dijo un día, es complejo eso de hacer balances, pero a veces es inevitable porque te asaltan en cualquier parte…

Ya sólo me queda felicitar a Sevillana y a la que me dio el nombre a mí, que aunque no me guste, el 24 de Septiembre siempre me pareció un día bonito.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Vicky Cristina Barcelona


Bien lejos de ser crítica de cine, y sin intención de destripar mucho la película, para no fastidiar a quien quiera verla y aún no lo haya hecho, sólo, a trazos, daré mi opinión sobre el último estreno del neoyorkino.


Imagino que a cualquiera que le guste el cine de Woody Allen ya no le sorprenderán sus “luces y sombras”. Siempre he creído que es el efecto de tener una media de una película al año. A pesar de esto, la situaría a mitad del ranking, ni es la mejor ni la peor de sus creaciones.
Empezando por el final del título, la Ciudad Condal aparece retratada de forma turística, sobre todo al principio; aunque es comprensible, ya que es la visión de tres turistas, Vicky, Cristina y el propio Woody. La banda sonora acompaña a la historia en todo momento. Debo decir que en ocasiones se cae en el tópico con Paco de Lucía. No es que no me guste el guitarrista, me encanta, pero acaba siendo “guitarra para turistas”, tal vez por lo mismo que la ciudad. También acompaña en todo momento un narrador que al principio me pareció insoportable, aunque a medida que transcurría la película, era mas soportable.
Debo de reconocer que al comienzo de la película me costaba encajar en la dinámica. Pasada media hora comencé a disfrutarla.
Las actrices están muy bien; sobre todo Penélope. Sin ser la madrileña santo de mi devoción, no me duele en prenda decir que hace un papel extraordinario, dando vida a un personaje tan desquiciado y fantástico que aporta a la película grandes momentos. El papel de Bardem en mi opinión lo habría podido hacer casi cualquiera, pero es el español de moda, y desde luego, un gran actor.
La historia resulta mucho mas compleja de lo que parece en principio, con situaciones que en ocasiones llegan al surrealismo mas típico de Allen: triángulos amorosos, relaciones destructivas, vistas de Oviedo (ciudad que enamoró hace años al director) y por tener, tiene hasta un guiño a Sevilla.

Cuando tenía unos ocho años me quedé alucinada viendo “Sueños de un seductor” y desde entonces ya no me desenganché de este director. Esta última no es la mejor de sus películas, pero ya digo, las ví peores, así que recomiendo a todo el mundo que la vea; al menos a mi me alivió una de esas odiosas tardes de domingo.

viernes, 19 de septiembre de 2008

24 motivos, y alguno más


Porque huele de una forma indescriptible.
Porque me recibió en Venecia.
Porque si no tengo la obligación de sacar el paraguas, la disfruto doblemente.
Porque parece que limpia todo el mal del mundo, arrastrando todo lo malo a su paso.
Porque recuerdo tantas lluvias por Sevilla corriendo con él, y con él, y ya no están en mi vida.
Porque dar vueltas bajo ella con el coche es más barato que ir al autolavado (Homer Simpson)
Porque no faltó ni a mi Primera Comunión.
Porque es la poesía de la naturaleza.
Por la canción de Serrat.
Porque cada trueno suena como una liberación.
Porque sería aún mejor en forma de café en el campo.
Porque es la expresión exterior de mi nostalgia interior.
Porque me acompañó en Roma.
Porque de pequeña me gustaba llevar botas de agua.
Porque me gusta ver el cielo rojo.
Porque suelen aparecer amigos ofreciéndome algo para secarme la cara.
Porque me da sensación de libertad.
Por la Puerta de Rashomón.
Porque corrí como una loca bajo ella en el Real de la Jara.
Porque toda la luz del mundo se concentra en el segundo que dura un rayo.
Porque me despidió en Florencia.
Porque espero encontrármela en muchos otros rincones del mundo.
Porque sería genial cantar bajo ella.
Porque me gusta pasear bajo ella con mi gabardina negra.
Por mil cosas más que no soy capaz de recordar…




Ya ni recuerdo en que entrada fue, pero Híspalis comentó que le costaba entender mi amor por los días de lluvia, y añadió que esperaba que yo se lo explicase algún día en alguna entrada. En aquél momento pensé que nunca podría, y realmente no sé si ahora lo he logrado. Tal vez no sea la respuesta que él esperaba, pero no puedo dar otra, porque es indescriptible como se puede amar la lluvia; exceptuando la Semana que todos sabéis.



martes, 16 de septiembre de 2008

Luz



A veces pienso que la memoria del ser humano es muy insuficiente. Viéndola avanzar, entrando en la Plaza de Pilatos, me preguntaba cuando fue la primera vez que la vi. No lo recordaba, y es lógico. Imagino que la primera vez yo iría en un carrito, y lo mismo ni llegaba a los tres meses de vida. Cuando conté con unos años más, tengo recuerdos divertidos de esta procesión. Tras el verano, era como volver a Sevilla, al rachear, al incienso y a los cirios. Hoy en día, como muchas cosas en mi vida, es una mezcla de recuerdos y presente. Y tal vez futuro, tal vez la necesite a ella, presiento que en los meses que se acercan, necesitaré Luz; a ver si la Patrona del barrio me ayuda.

“Mi reino por incienso y una marcha”, pensé mientras escuchaba a Cigarreras afinando, y todo se disponía para la salida. Y es que a veces el subconsciente traiciona hasta a las republicanas, cediendo el reino que no se posee por un trocito de Semana Grande…



Quedan 201 días para el 5 de Abríl, Domingo de Ramos, y esto es otra forma de ir “pasando el mono”.




sábado, 13 de septiembre de 2008

La defensa más torpe



Creo que desde aquel día me ronda la cabeza, me viene a la mente cada vez que veo a ese hombre en la tele, hablando con una serenidad que ya quisiéramos muchos; pero para que se me entienda, mejor empezar por el principio.

Aquél día en clase parecía prometedor. En vez de dedicar la mañana a teoricismos en materia social, que luego fallan en la ejecución, íbamos a recibir una visita doble; por un lado, el director de un centro de menores, por otro, una fiscal de menores. Por cuestiones obvias no daré el nombre de ninguno, aunque me consta que son muy conocidos en sus respectivas profesiones.
Tras dos horas de exposición, con la fiscal, una cosa llevó a la otra y acabamos hablando del tema de Mari Luz. No recuerdo exactamente la pregunta que formulé, pero sé que le comenté lo increíble que me parecía el hecho de que Santiago del Valle hiciera una vida como la que estaba haciendo, teniendo sobre si una sentencia firme, cuando presuntamente, se cometió el crimen. Por cuestiones muy personales que le referí a ella, tenía constancia de la libertad de la que gozaba este señor, y de que acudía a los juzgados por otras causas, y que a pesar de todo esto, no se hubiera hecho nada para llevar a cabo la ejecución de la condena. Puedo jurar que mi intención era totalmente blanca, y no metí en la pregunta ningún dardo de los míos. Tuve todo el tacto posible, porque el tema me parecía delicado, pero puedo jurar que nunca esperaba la respuesta que oí. Me miró medio segundo y comenzó a hablar: Debes entender una cosa, aquella condena era de sólo dos años, si el juez la hubiera ejecutado, Santiago habría salido de la cárcel, y habría matado a la niña igualmente.
Me quedé sin palabras; me había parecido escuchar una barbaridad, y la estaba analizando… Estaba hablando de la muerte de una niña con una fiscal de menores, y ella hacía conjeturas filosóficas de lo que podía haber pasado, con una conclusión cercana a pensar que el destino está escrito, y por lo visto es invariable. Pero lo mejor es que no se quedó ahí. Aprovechando que me había dejado K.O., apostilló: Soy amiga personal del juez Tirado, y lo está pasando muy mal, no te puedes imaginar lo que ha adelgazado… Hacer gala del corporativismo profesional es tremendo, pero hacerlo de esa manera, roza lo indecente tratándose de un tema como este.
Ahora a este hombre le han puesto una multa irrisoria; lo mismo ha conmovido su delgadez. Tal vez por eso el abuelo de la niña pretende comenzar una huelga de hambre, para competir con sus mismas armas.
Por eso, cuando veo a Juan José Cortés en cualquier medio, hablando con tranquilidad, dispuesto a creer en la justicia, dispuesto a agotar todas las vías legales; recuerdo aquella conversación, y de verdad que se me revuelven las tripas.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Me gusta, no me gusta



Bueno, pues parece que una vez que enganchas lo de los memes no lo puedes soltar… Lo tenía hecho desde que me lo adjudicaron, pero he dilatado el colgarlo para no saturar mucho. Esta vez me llegó de parte de Dama. La verdad es que con esa dedicatoria ahora me quedo inquieta… Ella, que me lee con buenos ojos, dice que soy mágica; y ahora yo debería hacer algo deslumbrante, para cumplir sus expectativas… pero ante estas cosas, soy más simple de lo que pueda parecer, así que sin muchos conjuros me enfrento otra vez a la difícil tarea de escoger.
Como manda el protocolo, expongo las normas.

Reglas:

Poner el enlace de la persona por la que somos elegidos.
Poner las reglas en tu blog.
Compartir seis cosas que nos gusten y seis que no nos gusten.
Elegir seis personas al final y poner los enlaces.
Avisar a estas personas dejando un comentario en sus blogs.



Y ahora, al lío:

6 cosas que me gustan:

El chocolate
El olor de la tierra mojada tras la lluvia.
Mirar un paisaje tan inmenso que me haga sentir pequeña.
Dormirme con el sonido de la radio.
Que me hagan coscona (cosas en el pelo).
Perder el tiempo con cosas mías…

6 cosas que no me gustan.

Las etiquetas sociales, sobre todo cuando intentan etiquetarme a mí.
La gente que no sabe comportarse en ciertos sitios.
Llevar reloj.
Los “periodistas o chupatintas” que creen que cuando escriben o hablan sentencian.
Tener la cara mojada.
Los insectos, de cualquier tipo, no puedo con ellos…


En fin, ya lo sabéis, dejo cosas fuera y blablabla…
Ahora siguiendo con la memetización se lo mando a: Señor Oscuro, Gema L, Orleáns, Sevillana, Luz de gas y María, que me va a matar, pero se lo mando…

martes, 9 de septiembre de 2008

14 cositas


Bueno, pues me enfrento a mi primer meme. Me llega de Juan, Luz de gas, así que vamos al lío y pongo aquí las reglas.


Reglas:
Copiar las reglas.

Escribir 14 cosas que me hacen feliz.

Seleccionar 6 blogs para que sigan con el meme y avisarles.


Ahora mis catorce cosas, que con lo que me cuesta hacer estas listas, a ver que pasa.

1 Me hace tremendamente feliz despertarme un fin de semana, o cualquier día que no tengo que madrugar, poner la radio y darme la vuelta para volver a dormir.
2 Me encanta pasar tiempo con mis amigos, ya sea haciendo algo tremendamente interesante, como ir al teatro, o hacer algo de lo mas normal; tomar una cervecita por estos bares baratos, o invadirle a María su casa para cenar.
3 Soy increíblemente feliz los Martes Santos, cuando se produce el último milagro, y ella entra.
4 Mi madre me hace feliz cada vez que sin ser mi cumpleaños, ni mi santo, ni ningún día especial, me trae un regalo, aunque sea una tontería.
5 Soy feliz cada vez que recibo noticias de cualquier amigo al que le había perdido un poco la pista, ya sea una llamada, un mail, o un encuentro casual.
6 Es absurdo, pero a veces me hace feliz el camino de vuelta a casa, cuando regreso sola, pensando y repasando lo que he hecho, las personas con las que he estado…
7 Soy tremendamente feliz cuando oigo una canción que necesitaba oír, y a veces cantarla.
8 Me hace feliz el café, el olor, el sabor, la compañía o la soledad en la que lo tome.
9 Viajar, es innegable cuanto disfruto conociendo otros lugares, otro país o un pueblito, me da igual.
10 Me hace feliz ayudar a alguien, aunque sea en algo absurdo, es una sensación incomparable.
11 Como no ando buena de la cabeza, soy feliz cuando me mojo bajo una tormenta, aunque me cueste un resfriado.
12 El arte me hace feliz; es raro pero siento que me desbordo ante un cuadro que me gusta, al escuchar alguna ópera (cómo La Boheme, seguramente mi favorita), un edificio, una escultura, y creo que ante cualquier manifestación artística.
13 Soy feliz cuando hace un mal día y yo estoy en casa, viendo películas.
14 Me hace tremendamente feliz que a los míos les pasen cosas buenas, a veces me alegro más por los demás que por mí misma.

En fin, como suele pasar con estas cosas, se me quedaron cortas catorce, incluso dentro de las que he dicho habría matizado más, pero habría sido larguísimo esto.
Ahora los seis elegidos para continuarlo son: Ainoha, Miguel Andréu, Coko, Antonio (lo tiene que hacer a medias con Cisco), Zapateiro y su Señoría. Sé que hay gente que no es muy partidaria de los memes, pero por una vez… que además, por curiosidad me gustaría leerlos…
Foto: Regalo de Falserío, muchas gracias.

domingo, 7 de septiembre de 2008

El cuaderno


Hace muchos años ya, un 24 de Septiembre llamó a mi puerta, como tantas veces. Ella, mi vecina, mi compañera de juegos, mi amiga de toda la vida me traía un regalo por mi santo. Era un cuaderno, algo más grande que una cuartilla. En sus tapas azules tenía dibujado un tulipán. La verdad es que la diseñadora de él no me gusta en absoluto, por muchos motivos, pero un regalo nunca se rechaza, y ciertamente, era bonito; además, viniendo de ella no iba a hacerlo, ya que como siempre, se había preocupado en encontrarlo azul.
Siempre me ha gustado escribir, o siempre he necesitado hacerlo, y aunque no a modo de diario, comencé a garabatear mi nuevo cuaderno azul. Esa misma noche, ocurrió algo muy importante en mi vida hasta entonces. Hay páginas tristes en ese cuaderno, de esa fecha y de algunas otras de años posteriores. En sus páginas cambian las fechas, las tintas, incluso la letra. Hay un gran cambio en lo escrito, en la forma, en lo que dice… Refleja muchos momentos bajos y de transición, se ve que en los momentos buenos escribía menos.
Hace un par de días lo he vuelto a encontrar; hacía más de un año que no lo veía, y me he puesto a releerlo. Impulsada por lo más absurdo que podía hacer, me he ido hasta la última página escrita, para escribirme a mí misma, a esa adolescente que fui, que tenía cierto miedo, dudas… Y le he dicho que no se preocupe, que todo le va a ir bien, que es fuerte, que va a saber capear lo que venga, y que podrá con todo eso. Que no debe tener miedo, porque no va a estar sola, y que cuando lo esté, va a sacar fuerzas de algún lugar desconocido, porque al final no le va a ir mal. No sé si es lógico, si es sólo un bucle del tiempo en hojas a cuadros, o si en ese momento me habría gustado que me dijeran eso, pero tal vez es lo único que podía hacer.

Dedicado a Bárbara, por regalarme el cuaderno y porque sabe dónde esta mi puerta, como yo sé donde está la suya.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

La Gata Roma en Roma

AVISO LEGAL

Esta entrada es muy, muy larga. Lo es porque no podría ser de otra manera. Podría fraccionarla en partes, pero sinceramente, no me veo capaz. He echado de menos el ordenador, no tanto por Internet sino porque me he acostumbrado a escribir en él, y ahora tengo miedo de que todo se me olvide, de que este disco duro que traigo a tope, se me borre de un momento a otro.
Esta entrada tampoco sigue un orden, al menos uno sistémico; no hay secuencia cronológica, artística o histórica. El orden es el del impulso de la que escribe; a veces coincide con la lógica, y otras se aleja de ella.
Algunas cosas se me pasarán, y seguro que me quedan en el tintero cuestiones importantes. En otras ocasiones reflexiono y divago en nimiedades, cosa a la que muchos ya estarán acostumbrados. Por todo esto, y por lo que ahora obvio, pido perdón.
Sea como fuere, esta entrada será el intento de describir ocho dias que en muchos aspectos son indescriptibles por falta de imágenes y palabras. Me daría por satisfecha si fuera capaz de haceros llegar la mitad de la mitad de lo que he vivido en estos días.

EN EL AIRE

“Mata mas gente el tabaco que los aviones, y he perdido el miedo a volar”. La Cabra Mecánica empezaba así una canción, y aunque nunca me han dado miedo los aviones, me gusta recordarla de vez en cuando, para contagiar optimismo. A mí los aviones nunca me dieron miedo, como acabo de decir; a mi me da pánico la parafernalia circundante. Tengo pánico a los controles previos, a los cacheos (esta vez me he librado), a tener que llevar el brillo de labios y el corrector de ojeras en una bolsa transparente, lo cual no deja de ser humillante, porque digo yo ¿no me ven? No soy una terrorista, soy alguien que duerme poco y mal…



Me encanta aquello de que es por mi propia seguridad, y que por ella no puedo llevarme una botellita de agua, por mi propia seguridad y mi hidratación la debo pagar a precio de Rioja… Y luego están los compañeros de travesía… A la vuelta me parece que nos han metido en el avión del “Baby boom” porque nunca había viajado con tantos niños histéricos en un mismo aeroplano. En el recuerdo para siempre ya, Daniella y Lorenzo, los dos niños mas insolentes y mal criados que han abandonado la ciudad eterna; que tengan tanta salud como descanso han dejado al perderlos de vista… Pero no ha sido sólo eso. Volvía triste, nostálgica, adormecida, contenta por lo vivido, en definitiva, algo rara.



Despertando sobre la isla de Cerdeña, he pensado en que otra vez pasaba aquello que conté de la taza de café, tal vez me la había bebido pronto, pero fue intensa… La ida fue totalmente diferente. Demasiado temprano quizás, pero llena de ilusión, cargada de ganas ante la perspectiva de una semana llena de proyectos, de sorpresas, de viejos encuentros y de deudas pendientes.


DEUDAS SALDADAS Y REENCUENTROS

El primer reencuentro para mí era importante, y no se hizo esperar… El primer capuchino llegó como postre al primer almuerzo.

Han sido más de una quincena de estos, que he disfrutado, que me han revitalizado y que voy a extrañar mucho. El último fue en Fumicino, en un vaso de usar y tirar, y a pesar de eso, aún si me concentro guardo su sabor hasta el próximo que tome en esa tierra…


La última vez que estuve allí era un día lluvioso de Diciembre, cuando el tiempo nos dio una tregua justita para disfrutarla, echar un par de monedas y hacer algunas fotos. Esta vez era verano, no llovía y era de noche. Volví a echar alguna moneda, sé que se porta bien conmigo y no me va a fallar. Esa primera noche en Roma recordé la otra vez que había estado allí, en la Fontana de Trevi. Mi situación era muy diferente, en todos los sentidos, académica, personal, emocional… y hasta mi pelo y mi ropa eran diferentes. Evidentemente sigo siendo yo pero en aquél momento me di cuenta de cuantas cosas habían pasado desde las últimas monedas. Me habría encantado seguir la idea de Juan, y hacerme la foto dentro de la fuente como Audrey, pero teniendo en cuenta que los Caravinieri tienen “tomada” la ciudad, me habría metido en un lío. Me conformé con meter la mano, que también es estar dentro, y quien sabe, algún día lo mismo entro más…


Por lo pronto, me quedé con su agua en el vuelo del vestido, será cuestión de seguirse mojando.

El síndrome de querer verlo todo tiene una consecuencia brutal cuando llega al extremo, y el jueves estaba febril (como la carta de amor de un preso, que cantaba el flaco), pero tenía que reponerme, el viernes tocaba escapada a Florencia, y allí tenía una de las deudas mayores. También un reencuentro con aquella ciudad, su estación y sus calles; pero había algo, aquella calle con soportales y esa puerta que una vez encontré cerrada… Los Uffizi, aún mejor de lo que me imaginaba. Todos aquellos cuadros que sólo había visto en libros, las esculturas, Venus, el techo, todo el esplendor florentino… Tengo a mi lado el catálogo, casi con miedo de que se me escape, de que se me vaya a escapar la luz de Caravaggio, el genio de Botticelli… Soy incapaz de describir aquellas horas bajo esos techos impresionantes.
En este paréntesis que le hicimos a la ciudad eterna, también se produjo otro reencuentro con mi siempre presente Trenitalia, y si, pasó algo; bueno, varias cosas pero la mas destacable fue que se fue el aire acondicionado a la vuelta. Al final nos cambiaron de vagón y por cuestiones de espacio nos pasamos a primera clase, pero ya llevábamos más de una hora medio asfixiados. Mer quería reclamar, y no la culpo. Eso en España sería lo normal, pero quienes hayan seguido mis anteriores correrías italianas sabrán como se las gastan allí los ferrocarriles, y nos podíamos dar con un canto en los dientes de cómo nos había ido. La verdad es que me lo tomé como una cortesía, un guiño del tiempo para que me dé cuenta, de que aunque yo creo que he cambiado, hay cosas que siguen siendo iguales, para bien y para mal.

Sobre el Estadio de Domiciano se construyó la Piazza Navona; aún quedan algunas ruinas romanas en un extremo de esta, mientras el resto es un entorno maravilloso, aunque la fuente central está en restauración. Allí se solventó otra deuda, el Tartufo. Sin palabras.



LAS TRIPAS

Creo que por mas años que viva no podré olvidar el olor de Roma, el de la antigua Roma, esa que hoy esta debajo, a otro nivel del suelo, en las mismas tripas de la ciudad eterna.
La Iglesia de San Clemente es casi un corte estratigráfico de esto. Cruzando el patio se llega a la Iglesia actual, de influencia constantiniana, con unos mosaicos preciosos. Debajo de esto, en piedra, algo de mármol y restos de mosaicos, el primer templo cristiano que allí se ubicó. Es impresionante el frescor de sus muros, el olor, mezcla de humedad y de historia contenida a través de los siglos. Hay un sonido muy particular, el agua, por algún lado se escucha correr el agua; viene de algún lado y no deja de correr, lleva corriendo tanto tiempo que ha sido testigo de lo que ahora pisas. Hay más, otro nivel, debajo. Es más oscuro, más húmedo y el ruido del agua es mucho más fuerte. No hay signos cristianos, es un templo pagano, o más bien lo era. Es increíble, es tocar el pasado con las manos. Esta última visita fue algo mas corta, iba a cerrar aquello y casi nos quedamos encerrados allí abajo, junto a las cataratas subterráneas, aunque habría tenido su encanto quedarse allí.

Miles de personas van cada día a la Basílica de San Pedro, yo misma había ido antes, pero esta vez ha sido una visita totalmente diferente. Sólo queda un testigo de aquello, un testigo mudo que cambió de lugar y sabe la verdad, el Obelisco que esta situado en el centro de la plaza. En aquella colina se encontraba el circo de Calígula, que luego fue de Nerón. En el centro de este se encontraba el monumento egipcio, que luego fue reubicado. Según dicen allí murió Pedro. Fue enterrado allí mismo, cerca del circo. Aquel lugar se convirtió en un cementerio tanto de paganos como de cristianos. Sobre la tumba del apóstol se situó un monumento, un pilar de no más de metro y medio. Constantino construyó una Basílica, tomando como referencia este pilar, pero para hacerlo sepultó el cementerio romano, ya que el terreno era complejo al tratarse de una colina. Muchos siglos después comenzó la construcción del templo que vemos hoy día. El antiguo cementerio, tumba de Pedro incluida, quedó sepultado por la tierra, el mármol, los años… hasta principios del siglo XX que se recuperó parte del cementerio y hoy en día, tras muchos trámites, se puede visitar. La sensación es indescriptible. Caminar por esas calles inclinadas, ya que están sobre la colina original, los muros, las tumbas, los mosaicos recuperados, ese olor, la humedad y en ocasiones ver como hasta allí llegan algunos de los pilares del baldaquino de Bernini de la Basílica actual. Se aprecia la conversión del pueblo romano, intercalando símbolos paganos y cristianos, y la tumba de Pedro, dónde se hace literal la frase que reza en la basílica. La historia, las tradiciones, las diferentes culturas, todo esta allí, en las mismísimas tripas de aquella ciudad. En el “Muro de grafito” se pueden ver muchísimas inscripciones, en caracteres casi indescifrables, escritas entre los siglos I y V. Al recordar cosas como estas me sigo sobrecogiendo de la visita a los Escavi.


POR LOS TEJADOS

Estando en la Cúpula de San Pedro creí haber llegado al techo del mundo. La ciudad se despliega ante ti, el Coliseo, el Palatino, el río Tévere… Todo está tan cerca que crees poder tocarlo, y casi te da miedo, quizás es un sueño, tal vez te vas a despertar de un momento a otro; o es algo parecido a una burbuja de jabón, y se quebrará al tocarla. Por eso, cuando estás allí arriba se te olvidan las escaleras y el cansancio, porque con el viento en la cara te das cuenta de que merece
la pena.
Tizziano pinta de una forma tan compleja que parece sencilla, Miguel Ángel es un reflejo de su genialidad, y entre admirarlos, como a tantos más, la galería Uffizi no sólo te ofrece eso, sino que algunas obras están tras las ventanas, como es admirar desde allí Il Ponte Vechio. Y es que una felina, por muy romana que sea, no se resiste a la belleza de los tejados florentinos.




Un sueño, una premonición, un día, el cinco de agosto, ese día nevaría. Suena a locura, pero por lo visto sucedió. En el perímetro nevado se construyó una iglesia, Santa María la Mayor. Es un lugar increíble, del suelo al techo. Desde este, otra vista privilegiada de Roma.


El Coliseo no tiene tejados propiamente dichos, pero quien fuera gato allí. Tal vez porque estaba tan cansada, que al encontrar a aquel felino allí, durmiendo a sus anchas, me dio envidia. Debo de decir que fue de los primeros y últimos gatos que ví por la ciudad, lo cual se me hace raro. No sé si porque ha habido alguna limpieza, o porque han abierto demasiados restaurantes chinos… Y por cierto, por lo visto a los gatos callejeros allí los llaman gatos Sorianos, así que para ellos la Gata Roma no tiene mucho sentido. De Soria o de donde sea, ser allí un felino, entre galerías, gradas, mármoles milenarios donde poner tus pies, donde miles de personas los pusieron siglos atrás, observando el foro y el Palatino, tiene que ser una auténtica maravilla.


Casi era otra deuda pendiente, ir al castillo de San Ángelo, el mausoleo de Adriano, la fortaleza, el escenario de Tosca… Y allí, entre tantas otras maravillas, la ciudad vuelve a abrirse en una terraza. Maravillosa, llena de historia, de luz, y a lo lejos, otro tejado de excepción, visitado días atrás, y vuelves a pensar que puedes tocarlo, y que casi tienes que hacerlo para sentir que todo eso es de verdad.


TRAS EL RÍO TÉVERE

Por eso el barrio se llama así, Trastévere, por estar tras el río del mismo nombre. Cuando dejas atrás el Templo de Vesta, y cruzas el puente, es una sensación parecida a ir a Triana. El barrio es un sitio de lo mas pintoresco y encantador. Es un hervidero de gente a cualquier hora. La Iglesia que toma el nombre del barrio es una verdadera maravilla, y además tiene uno de esos retablos que para iluminarlos debes echar monedas. Son muy corrientes estos en Roma, y aunque la gente se queja, yo debo ser muy pueril, porque me encantan. Cenar allí fue de lo mejor, la comida italiana mas auténtica, regada con un chianti del que aún guardo el sabor.
Caminando por los adoquines entre la gente, se mezclaban los diferentes espectáculos callejeros. Canciones satíricas con guitarra, nos recordaba a algo, pero no lo queríamos decir, hasta que uno de los intérpretes dijo la palabra mágica, algo parecido a “shirigota”. Resultó que era eso, lo que nos pareció desde un primer momento, y es que será que el arte va por barrios.



DONDE LAS FOTOS NO LLEGAN

Aunque en este viaje llevaba a mi fiel cámara (tal vez tendría que ponerle un nombre) hay sitios y cosas que no se alcanzan con una instantánea. En muchos museos estaba prohibido hacer fotos, aunque fuera sin flash, e incluso, en la Galería Burghese nos hicieron dejar nuestras cosas en el guardarropa. Por eso es fantástico poder al menos atesorar libros. Tal vez el mejor descubrimiento fue aquella librería escondida camino de la Pace. Mer dice que ese hombre era un anticuario de los libros, y realmente así me lo parece a mi también. De hecho la librería se encuentra rodeada de anticuarios y tiendas encantadoras. Allí, entre las lámparas, la madera y las estanterías, con ese perfume que solo tienen los libros viejos, he podido encontrar algunos tesoros; aunque el sitio en si, ya era uno, donde por cierto, el señor librero, amabilísimo, si nos dejó hacer fotos.
Pero no es sólo eso, me habría encantado fotografiar el sonido de mis pasos en el mármol, las campanas al despertar, el olor de las tripas de la ciudad, la luz de todos esos lienzos pintados por maestros, la majestuosidad de la capilla Sixtina… Incluso algunas situaciones han sido merecedoras de ser captadas, como cuando cruzando un semáforo camino de San Juan de Letrán, casi nos atropella una monja que conducía un cochecillo, a lo que mi hermano gritó: “Sor Citroen, ¡que pierde los puntos!” Pero siempre lo he pensado, las mejores fotos a veces son las mentales. Tal vez por eso me gusta conservar todas las entradas, los billetes e incluso las tarjetas de embarque.


EPÍLOGO

Volvíamos de buscar cuadros en San Luis de los Franceses, San Agustín, de rebuscar en los últimos rincones y exprimir las últimas horas. Las ganas de ver por última vez El éxtasis de Santa Teresa (Bernini) se quedaron colgadas en la puerta cerrada de Santa María de la Victoria. Al pasar por Santa María de los Ángeles pensé lo mismo que había pensado hacía ocho días cuando la había contemplado por primera vez. Construida en las Termas de Diocleciano, de las cuales aún se conservan partes, esta iglesia es una perfecta combinación del ayer y el hoy; ya que además del diseño de Miguel Ángel, actualmente cuenta con obras de Igor Mitorag, puerta incluida. Y es que tal vez por eso esta ciudad es la ciudad eterna, porque sabe conservar el pasado, porque no tiene miedo de rescatarlo y porque mira al futuro.
Este tipo de cosas hacen que los viajes te dejen buen sabor de boca. Ya no me pesa el cansancio, a pesar de que estoy convencida de que lo de las Siete Colinas de Roma es una coña, porque nosotros habremos subido unas veinte… Pero lo cantó el Serrano: “ya sólo me queda la vacía pena del viajero que regresa”, Regreso como si hubiese leído treinta libros, como si cada minuto se hubiera multiplicado, y con más ganas aún de volver. Imagino que es cierto eso que escribió alguno de que ni con todas las vidas de un gato se acabaría de conocer y disfrutar a fondo esta ciudad. No son de película, no sé si se me habrá entendido, pero de cualquier manera, estas fueron mis vacaciones en Roma.
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