El ahumado de
los cristales del AVE puede llegar a confundirte, puede hacerte creer que
viajas en un día algo gris cuando realmente fuera del vagón con aire
acondicionado como para criogenizar a todos sus pasajeros es extraño que no se
derritan las vías bajo el sol.
A mediados de
Agosto mi madre encontró algo terrible; mi tercera cana… sí, hubo una primera,
luego una segunda y esta fue la tercera. Por suerte desde entonces no ha habido
más actividad canosa, gracias.
No sé si George
Clooney se ha hecho viejo o si simplemente dejó de teñirse… No sé si me hago
vieja yo y si debo empezar a pensar en teñirme como una necesidad y no como una
forma de manifestar un trastorno de personalidad, como he hecho hasta ahora.
Un amigo me comentaba, en una de estas
noches de bajón que todos tenemos, que se sentía raro, como estancado, como si
todo avanzara y él se quedara parado… Yo ahora pienso que eso no es tan malo,
las canas parecen como hojas del calendario, de un almanaque sin freno o que sé yo… porca miseria…
El verano acabó
bien, playa, paseos a caballo, vamos, como un anuncio de estos de “¿A qué
huelen las nubes?” pero sin hacer el pino.
Historias a lo
Cuarto Milenio también hemos tenido, el famoso caso de “Las salchichas al
vino”. Resulta que mi madre decidió que
era buena idea llevarnos a la playa unos bocadillos de salchichas, por lo que
la noche anterior al día de marras se puso a cocinar el citado plato;
salchichas, vino blanco, cebollita… Como
no es aconsejable meter algo recién cocinado y caliente en el frigorífico, las
salchichas se quedaron tapadas en su sartencita sobre la vitro. A la mañana
siguiente faltaban tres… Digno de Agatha Christie, sí, lo sé. Empezó un cruce
de acusaciones de quien había sido el tragón o tragona hasta que mi madre,
digna sería ella para formar parte del CSI, observó esto en la cocina:
El apartamento
de nuestro retiro playero era un bajo con jardín, jardín cuya reja cerrábamos
por las noches pero cuya puerta de cristal y persiana dejábamos abiertas para
que entrara el fresquito sanluqueño. Resulta que algo más que el fresquito
entró por ahí… Y yo, que siempre he defendido a los gatos grité en mi ira y
clamé por un plan de venganza que consistía en envenenar el resto de las
salchichas y dejarlas ahí para nuestro felino intruso… Tranquilos los amantes
de los animales, no se hizo nada de eso, aunque sí comenzamos a cerrarlo todo a
cal y canto aunque eso no ha impedido que el maldito gato hijo de Satán viniera
todas las noches al jardín para intentar ver que teníamos de menú…
En fin, casi
parece que todo ha terminado ya. Ahora toca echar la matrícula, elegir
asignaturas para este curso, perder el moreno, recuperar las ganas de trabajar…
Y afortunada de mí, antes de volver a sentarme en una incómoda banca, queda una
última escapada a Madrid, Hopper y Rafaello…
Mer y yo
dormiremos en el corazón del Barrio de las Letras; muy cerca del convento de
las Trinitarias Descalzas, donde se cree que están los restos de Cervantes; así
que puesta a sufrir experiencias paranormales o para anormales, según se mire,
no estaría mal ver al fantasma del célebre manco o al espíritu de cualquiera de
los difuntos vecinos literatos del barrio, soy bastante conformista a este
respecto.
Por cierto, como cotilleo de los vecinos de
tan ilustre barrio capitalino, las monjitas del convento antes citado,
subsisten gracias a labores de costura y tareas informáticas que realizan para
un banco; vivir para ver…
11 comentarios:
Mujer ¡tres canas no son un drama! yo creo que te gano, de hecho si dejara de teñirme no sé que sorpresa me encontraría. Pues está bien eso de pasarse el verano como oliendo nubes.
Yo ya te he contado que también tuve un gato intruso, y eso también me obligó a cerrar completamente el balcón y a morirme de calor las noches de verano. Y como el tuyo, el tío se quedaba con ojos tristones a ver si me conmovia y le abría la puerta, hasta pensé en adoptarlo, pero creo que no llevaría biene eso de compartir la comida.
En fin, disfruta de tu último viaje antes de la rutina, no sé si será buen momento, pero estoy por proponer un mes de trabajo y un mes de vacaciones, porque la vuelta a la rutina es demasiado dura.
Jajajaja, a ti te ablandó el corazón poco… yo solo pensaba en envenenarlo…
La rutina ya está siendo jodida, problemas in infinitos con la matrícula de la universidad… vamos, que a Madrid ya me iré con ganas de volver a cambiar de aires…
Kiss
P.S. Creía que era joven para lo de las canas… lo mismo me equivocaba…
Ay! Si yo te contara... Hace tiempo que perdí la cuenta de las canas. Por ahora se camuflan bien entre los pelos rubios, pero temo que avabaré siendo albina a este paso antes de los 35. En fin, yo que no soy amiga de tintes me voy a empezar a trabajar el look Ana María Matute ;)
Lo importante no son los años ni las canas sino el seguir manteniendo esa personalidad genuina y esa capacidad de burlarnos de los problemas infinitos de la rutina.
¡Feliz viaje a los Madriles! Besos
P.D.: Me apunto a lo del café-librería. ¡Es mi sueño desde siempre! Si yo fuera rica, dabadabadabadaba...
Jejejeje, la suerte de las rubias, las canas en las morenas son muy delatoras… pero bueno, ahora mismo me lo tomo bien, más que nada porque no han aparecido más. Aunque ya es mala leche que con lo corto que tengo el pelo encima alguno salga blanco…
¿Tienes el nombre del café? Imagino que sí, nos lo quedaremos, yo tengo un nombre elegido pero para el bar de copas bohemio que siempre quise montar también…
Kisses
Dice el dicho que "canas y cuernos no son de vejez" ni caso, lo importante es que tu sientas que a pesar del paso del tiempo sigues con la misma ilusión.
Besos de gofio.
Jajajaja pues no exactamente, las ilusiones también cambian, no sé si por la edad, por el paso del tiempo o porque a tu alrededor todo cambia también…
Kisses
Gatilla !que no son canas, que son pelos albinos! Te lo dice uno que tiene la cabeza adornada con numerosos cabellos de tan ilustre color. ¿Te has encontrado con un lindo gatito que te chorizea las salchichas? Eso no es nada, el Quillo se mango la otra tarde una asedía que estaba en la encimera preparada para la fritura sabatina. No coría ná el mamoncete cuando me vión con la chancla en la mano.
Un saludo y recuerdos al ectoplasma de D. Miguel.
Buenos paseos capitalinos os pegaréis...
Besssssos
Antonio
tranquila, gata...
la etapa de canas incipientes dura aproximadamente otros veinte años... así que olvídate de lo del tinte hasta los cuarentitantos...
oye, lo de las monjas tiene mala pinta... la iglesia y los bancos trabajando juntos, chungo... al final siempre mueren tres o cuatro...
tú, por si las moscas, no le aceptes una taza de té a ninguna monja por muy santa que parezca...
Retornada de Madrid, con cosas como para tres o cuatro posts que no sé si tendré tiempo de escribir…
Naranjito, al menos tu gato es tuyo, pero es que este era un intruso que se comió nuestro menú playero… Al menos lo del pescado es instinto muy primario…
Antonio, los que la policía nos dejó…
Eres_mi_cruz pese a que no tiene buena fama, a mí me mola mucho El Padrino III, más que nada porque intercalar la historia de Juan Pablo I me parece un gran acierto… Tengo fotos de las oficinas de las monjitas, pero no more; ya no ofrecen té, ahora los culpables salen cagando leches de Córdoba y vienen a acogerse a Sagrado en la Metropolitana, como tantos lo hicieron antes…
Kisses
La sonrisa de Hiperión, agradecida de tenerte nuevamente por aquí.
Kisses
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