Seguramente habréis visto por ahí
este vídeo, incluso hace poco salió en los telediarios. A mí me lo pasó una
compañera hace unas semanas y por absurdo que parezca, se me saltaron las
lágrimas… Y parece absurdo porque no estudio medicina, no conozco a esos
chicos, no me gradúo este año, ni siquiera comencé la universidad a los 18.
Esto último es lo más paradójico, si me hablara a mí misma a esa edad tal vez
me echaría una bronca pero sería comprensiva diciéndome que pasaré años algo
perdida, haré cursos y tendré experiencias laborales que poco o nada tendrán
que ver con lo que actualmente hago, lo que de verdad me gusta, la profesión
que yo no encontré, sino que me encontró a mí. Todo lo anterior, lo que hice y
no hice para llegar hasta este punto originaron esta conclusión, por lo que no
debo ni puedo arrepentirme de nada. Me he levantado muchas mañanas durante
muchos años diciéndome que todo esto servía para algo, TODO, incluso personas
nefastas que se cruzaron en mi camino profesional han sido para mí materia de
aprendizaje, ejemplo viviente de cómo no
quiero ser, a que extremos no quiero llegar.
Con el plan antiguo si sería
posible que me diplomara este año, pero como ahora todos somos Bolonia, la
carrera creció en peso y tiempo y casi he aprendido a no quejarme por esto. Tal
y como pinta la cosa las ganas de que esto termine tampoco son excesivas, la
pelea que será buscarse la vida y lo complicado que será seguir formándose hace
que todo sea pelín cuesta arriba…
Pero ahora, que aún ni he acabado
por completo este curso, que aún me queda algún examen y más de una nota por
saber, me gustaría como pararme aquí, poder pensar en estos años, recordar las
lágrimas y carcajadas que la universidad me ha arrancado, los madrugones, las
anochecidas, el viento, el frío, la lluvia, el calor, los exámenes en Julio a
las tres de la tarde, el laberinto que es el campus, los profesores chalados,
los conserjes, las eternas colas para imprimir, los virus de la copistería que
se zampaban un curso en medio segundo, los compañeros que más bien son todo
compañeras, los gatos, el Santa Clara y todas las opciones que hay para tomar cerveza
en mi templo del saber.
Como decía al principio, nada
tiene que ver ese vídeo conmigo, y vaya si me llegó…
Quería pararme aquí porque sé que
el curso que viene se me va a pasar volando, es probable que cuando menos lo
espere esté haciendo al fin un balance completo de toda esa experiencia
universitaria y la incertidumbre del final de los finales, los quebraderos de
cabeza por el vestido de graduación, la colegiatura que pretendo sea inminente,
y tantas y tantas cosas a las que parece que intento adelantarme pero que se me
echarán encima en poco tiempo.
La crisis que atravesamos hace
que todo sea una carrera de fondo, una pesada y agotadora travesía de meta
lejana de la que tal vez esté aprendiendo también, de la que me lleve el
valorar muchas cosas el día, bendito si llega, en que todo esté menos apretado.
Por eso es importante repetirse
como un mantra algo que se dice muchas veces en el vídeo; es vital no olvidarse
de disfrutar…
5 comentarios:
Yo tampoco quiero dejar mensajes al que fui a los 18... estaría lleno de cambios de sentido...je je je
Kisses
Antonio
A mí también se me escaparon lagrimitas viendo el vídeo. Prefiero no mantener esa conversación con mi yo a los 18... dejémosle que sea feliz en su ignorancia unos años más :)
Besos.
Antonio ¿a esa edad estabas en Andorra? Es por imaginar en que idioma te hablarías.
Ana, me ha encantado eso de que la dejarías ser feliz un poco más… Sabiendo lo que sé ahora no sé que habría hecho entonces… que lío…
Baci
¡Ay GATA ROMA! mientras te leo estoy viendo la entrevista a un muchacho de 19 añitos que estudia ingeniería y esta a punto de tener que dejar la carrera por la nueva reforma de las becas, es curioso, a pesar del sufrimiento, todo el mundo deberíamos tener el derecho de poder disfrutar de ese período, de crecer, de formarnos, de salir al mundo real y guardar para siempre el recuerdo de esos años. Sobre el vídeo escuche en la radio un amplio debate sobre la iniciativa y me parece de un compañerismo y solidaridad incalculables.
Rebeca, precisamente mi columna de hoy trata sobre las reformas de Wert y como afectan en tiempos como estos. Si los resultados son regulares y viendo lo caro que sale suspender, muchas compañeras se plantean si seguir con la carrera o… ni pensarlo quiero…
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