Lo conocí un día de lluvia, siempre la lluvia. Como tantas cosas buenas, lo descubrí gracias a cierto amigo.
En aquel tiempo las paredes estaban cubiertas por periódicos, y alguno había querido pasar a la posteridad efímera firmando en ellos. Fue un flechazo, amor a primera vista de ese que nadie sabe a ciencia cierta si existe; y que yo sentí en aquél momento. A un lado estaba el río, el Puente, Sevilla a lo lejos… Al otro, por una pequeña puerta que muchos no conocen, la calle Pureza, Triana pura…
Sobra decir que volví. Volví muchas tardes, muchas noches y más de una mañana. Mi asiduidad hoy en día es algo más intermitente, pero mi fidelidad es inquebrantable. Entre aquellas paredes, ahora mas desnudas de periódicos, se quedó para siempre parte de una juventud que empieza a alejarse. Allí he pasado mil horas riendo, he tenido conversaciones y recuerdos que me han arrancado mas de una lágrima, “cumpleaños feliz” que he cantado y me han cantado, azúcar en terrones para capuchinos nocturnos, lectura de prensa compartida, combinar las bebidas con mi ropa, juegos de cartas en los que entre risas y ginebra, pretendíamos ver mi futuro en una sota de bastos que siempre estaba al revés; pero claro, no te puedes fiar de un tipo que viste tan raro…
Ha sido un refugio para el alma y el cuerpo, el paso obligado antes de ir a cualquier sitio, lugar donde ir si todo se ponía feo, como cuando la lluvia (otra vez ella) me sorprendió en el Puente viendo San Gonzalo.
Anoche pensaba en todas estas cosas mientras miraba los periódicos de la pared, con una jarra de “Agua de Sevilla” y una amiga de las de toda la vida. Mi vida ha cambiado mucho desde aquella tarde de lluvia, yo he cambiado mucho, al igual que los camareros. Echo de menos a ese tan simpático que nos hacía rebajillas o me rellenaba el Legendario sin pedirlo y sin pagarlo; pero esos son los derroteros de la vida, y luego le das otro trago a la copa y piensas que quizás todo está menos cambiado de lo que creías, y lo vuelves a pensar cuando, como tantas veces, casi cierran aquello conmigo dentro.
Dedicado especialmente a todos aquellos que han compartido mesas, bebidas, sueños y desvaríos conmigo en aquel lugar. Podría poner una ristra interminable de nombres, pero ellos saben quienes son.
En aquel tiempo las paredes estaban cubiertas por periódicos, y alguno había querido pasar a la posteridad efímera firmando en ellos. Fue un flechazo, amor a primera vista de ese que nadie sabe a ciencia cierta si existe; y que yo sentí en aquél momento. A un lado estaba el río, el Puente, Sevilla a lo lejos… Al otro, por una pequeña puerta que muchos no conocen, la calle Pureza, Triana pura…
Sobra decir que volví. Volví muchas tardes, muchas noches y más de una mañana. Mi asiduidad hoy en día es algo más intermitente, pero mi fidelidad es inquebrantable. Entre aquellas paredes, ahora mas desnudas de periódicos, se quedó para siempre parte de una juventud que empieza a alejarse. Allí he pasado mil horas riendo, he tenido conversaciones y recuerdos que me han arrancado mas de una lágrima, “cumpleaños feliz” que he cantado y me han cantado, azúcar en terrones para capuchinos nocturnos, lectura de prensa compartida, combinar las bebidas con mi ropa, juegos de cartas en los que entre risas y ginebra, pretendíamos ver mi futuro en una sota de bastos que siempre estaba al revés; pero claro, no te puedes fiar de un tipo que viste tan raro…
Ha sido un refugio para el alma y el cuerpo, el paso obligado antes de ir a cualquier sitio, lugar donde ir si todo se ponía feo, como cuando la lluvia (otra vez ella) me sorprendió en el Puente viendo San Gonzalo.
Anoche pensaba en todas estas cosas mientras miraba los periódicos de la pared, con una jarra de “Agua de Sevilla” y una amiga de las de toda la vida. Mi vida ha cambiado mucho desde aquella tarde de lluvia, yo he cambiado mucho, al igual que los camareros. Echo de menos a ese tan simpático que nos hacía rebajillas o me rellenaba el Legendario sin pedirlo y sin pagarlo; pero esos son los derroteros de la vida, y luego le das otro trago a la copa y piensas que quizás todo está menos cambiado de lo que creías, y lo vuelves a pensar cuando, como tantas veces, casi cierran aquello conmigo dentro.
Dedicado especialmente a todos aquellos que han compartido mesas, bebidas, sueños y desvaríos conmigo en aquel lugar. Podría poner una ristra interminable de nombres, pero ellos saben quienes son.
29 comentarios:
Niña que no eres tan mayor, me cachis que chiquilla más madura!!!!
Estás mu nostalgica, ya es menester que la hippie trasnochada te saque de tu letargo, jajajajaja.
Besicos con cariño, guapa
Me encanta ese bar y nunca he entrado lo he visto por fuera, en Madrid hay uno que se llama igual y también es de mucha solera.
Lo que más me ha llamado la atención es "El Agua de Sevilla" hace muchos años alguien lo hizo en una fiesta tremenda por fandangos Manolo Velez se encargó de cantarlos allí mismo y desde entonces nadie cuando nombraba esa bebida sabía darme norte y mira por donde que tu sin proponértelo la nombras. Creo recordar que tenía ¿naranja, champan, ron? No estoy seguro pero me gustó más que "El Agua de Valencia" que tiene que ser algo parecido es que hicieron las dos aguas.
Otra cosa que tengo que probar ya mismo, es antojo, ¿estaré embarazado?
Omepordió Gata miarma, ¿Que te voy a decir yo de un rincón de Triana por el que se puede acceder tanto por la Calle Betis como por Pureza...?
Que es una maravilla, y uno de los rincones más frecuentados de la zona, y que además desprende un algo especial, ahí me cargao yo unos cuantos pelotassos...
¡Un saludasso mushasha!
Siempre es bueno reflexionar.
Hacerlo sobre sitios donde se ha dejado uno un capital y parte de si mismos en mil historias debe ser una gozada. Consigues que todos queramos ir a ver como se pierde la tarde junto al río.
La salida por Pureza creo que ya tiene hasta semáforos.
Andaré resolviendo algunos trozos perdidos de mi vida durante las próximas semanas así que os libero de aguantarme durante ese período.
Buen café.
Antonio
Y bueno, hay lugares así; lugares refugio...
No sé muy bien si lo son porque nunca cambia o cambian poco o porque cambian con nosotros y todos los nosotrso que somos conforme pasa el tiempo encuentyran su refugio ahí...
No lo sé muy bien, pero hay lugares así; lugares refugio.
Yo también necesitaba un lugar así. Estos días mi Palacio está con las despensas vacías.
Besos de Princesa
Lo mejor del caos son los que comentan; y que nos gusta por aquí un bar ¿eh?
Nani, no me riñas, jejeje Es nostalgia intermitente, como “aquellas pequeñas cosas” que cantaba el catalán. La edad no es una cronología, o es que el día esta acercándose, quien sabe.
Luz de gas, tienes que entrar, o quedarte fuera en la terraza viendo el río, si consigues mesa me avisas… El “Agua de Sevilla” es con limón, la valenciana tiene naranja, así que lo mismo no te gusta aunque le gusta a todo el mundo. La de aquí está bien pero la verdad es que la del Garlochí es incomparable. Me parece que en la terraza del Doña María también la sirven pero aún no he ido. Si quieres un día hacemos una ruta o algo, antes de que salgas de cuentas, jejeje
Hombre Moe, no esperaba yo menos de ti. Si que tiene un algo especial. Y lo de mushasha me ha recordado un montón a la Barra de Sanlucar, jejeje gracias.
Antonio, espero que tu ausencia no sea muy prolongada, no me hagas eso please. Por lo demás, lo mismo un día hago una guía de cómo perder el tiempo, o como decía el poema, “matar las tardes”.
Pues si Mario, tú los conoces bien, lo sé porque los he visto dibujarse en tu universo de ceros y unos; son sitios necesarios.
Señorita Ortiz, será la deceleración profunda de la economía, pero tranquila, podría ser peor.
Kisses
Probé las dos y me gustó más la de Sevilla, de lo que fuera.
Tenemos que hacer la ruta
Yo he ido varias veces con amigos de la Esperanza de Triana y la verdad es que te sientes muy agustito alli, aunque ya llevo tiempo sin ir aún recuerdo las veladas que pasábamos.
Besos
sobran las palabras, siempre hay lugares donde estás más a gusto que en tu propia casa. Recuerdo uno, donde había libros, hacían recitales de poesía y un día a la semana echaban las cartas -tarot-. Luego cambiaron de dueños y figurate...
Buno, bueno bueno bueno, El café de la prensa..................Tu recordarás el día que entrasté y yo el que me lo contaste. ¡¡Ah me tienes que llevar sis!!!, te dije muy emocionada, tras escuchar tan magnífica descripción del lugar que, señores, no tiene nada que envidiarle a la de ahora.
el sitio prometía, la verdad, y yo me lo imaginaba de otra manera, algo más oscuro y pequeó, y porque no decirlo, cutre. si, si, me lo imaginaba cochambroso. No se por qué, pero a mi los sitios así son los que me dan más confianza, me resultan más humanos, y cuando fuí la primera vez.....¡¡Me enamoré!! Era por estas fechas hace unos tres años aproximadamente. Esa tarde me pasó de todo: se me perdieron mis pendientes, llegamos tarde....En fin, pero la cosa acabó muy bien.
Vuelo al momento en el que llegamos después de una gran cena en el Mamma, con "pelandrusco incluido". y llegamos para tomarnos un Agua de sevilla, o mayormente conocido: Sevilla´s water. Después unos chupitos de tequila ("Que viciaera sis"), y por cierto, yo te canté cumpleaños feliz, Bueno Pili y yo:D. Me enteré de tantas cosas esa noche que me asusta recordar, creo que hasta algo de un piercing había...........
esa noche de risas y copas encabezan una larga lista que hoy, por hoy, no se acaba.
Por cierto sis yo llevaba una camisa negra, unos piratas y unos zapatos blancos, Pili iba de gris y blanco con falda, y tu llevabas pantalones vaqueros, camiseta blanca y negra superpuestas:D
Un besote
Mamen
Hay rincones que se vuelven especiales, no porqué tengan nada especial en sí, sino por sus momentos inolvidables.
¡Besos y abrazos!
Estoy con sergiom, lon que has vivido en el local es lo que lo hace inolvidable.
Sólo he estado una vez en ese bar, y precisamente tomándome un capuchino a las tantas.
Es el bar favorito de una amiga que se siente allí igual que tú, como en casa.
He parado poco por Triana, eso sí, el pollete frente a la Taberna ha sido testigo mudo de confidencias a la luz de la luna.
¿Y yo cómo que no lo he visto?
Otro motivo para volver a Sevilla.
Qué hermosa eres...
Ese bar es un auténtico reclamo. Cuando me tome una allí, te aviso. Pagas tú.
Un (b)eso!
Cuando yo era opositor, tiempo que se pierde en mi memoria, todos los martes iba caminando por esa orilla hacia Plaza de Armas.
Por eso creo que he pasado cientos de veces por la puerta, aunque nunca he entrado. Digamos que con el frío del invierno y la humedad del río, a veces se apetecía. Pero creo que con un Turco que había en la misma calle, es de los pocos sitios en los que no he entrado.
Creo que ya he contado la anécdota del San Marcos de la misma calle.
Me alegra ver que muchos habéis pasado por allí, lo mismo alguna vez hemos coincidido; quien sabe…
Luz de gas, ok, hacemos la ruta pero la arriba firmante no se hace responsable del estado en que cada uno regrese a su casa…
Además Sevillana, ahora en verano es un gustazo con la terraza, aunque a veces es complicado tener mesa.
Gran lugar el que cuentas Valki. Yo conozco uno con libros pero es demasiado de diseño, le falta alma de garito y por eso no voy mucho, pero me encanta la idea de un sitio así; hasta que cambie de dueño, claro.
Que grande Sis, yo no recordaba cuando había sido la primera vez que te había llevado. La internacionalidad de la “Seville´s water” y como se la vendo a los guiris es casi para que me dieran comisión, jejeje y de los tekilazos si no recuerdo mal había hasta un video… No recuerdo bien de que te enteraste aquella noche pero vete tú a saber… Lo de la ropa lo empecé a recordar cuando lo he leido y las noches de copas tienen cuerda aún; a ver si te devuelvo la visita que ya va tocando y vuelvo a Granada como Miguel Ríos…
Claro Sergion, yo al sitio le veo algo especial, pero es por todo lo que he vivido allí. Ese tipo de cosas se quedan en las paredes…
Dama, es que un sitio que tiene la máquina de café encendida hasta las tantas merece mi adoración perpetua, jajaja Prueba a volver, verás que tiene magia, y para confidencias puede que no exista mejor lugar.
Ego, ¿lo de hermosa no era Murcia? En fin, si te sirve para volver, tranquila, yo invito.
Cabezota, pasar por la puerta, es tu sino… En fin, entra un día y celebra que ya no eres opositor, te sentará bien.
Kisses
Pues fíjate que yo este sitio no lo conocía... aunque tb es verdad q no voy casi nunca por Triana :D
Besotes!!
Pues lo mismo alguna vez hemos compartido la mesa de al lado. Descubrí el Café de la Prensa, curiosamente, en la fecha mas extraña para hacerlo, una Velá de Santa Ana.
Desde entonces voy asiduamente (aunque menos de lo que me gustaría) pero siempre es una buena excusa para cruzar el río tomarse un café entre sus paredes.
Saludos.
¡Un brindis por el Café de la Prensa!.
Al fin y al cabo, qué es la vida si no esos momentos tan entrañables. Saborealos siempre que puedas. Eres afortunada.
Un beso.
Me has vuelto a teletransportar a otro de tus nuevos paisajes.Qué melancolía me ha entrado,niña!!!!Dios!
Me encanta el sitio, no sé cuantas veces abré ido.
Claro que yo, cuando estoy en Triana es como si me metiera en otro mundo, un mundo maravilloso, todo me gusta.
Tu lo comprenderás.
Besitos.
Envíame esa "Agua de Sevilla" que en mi Palacio aún no nos recuperamos de la huelga de camioneros. Y unos buñuelos también si te sobran.
Besos de Princesa
Entre los que lo conocen y los que no, me está dando por pensar que tendríamos que ir un diita todos allí a tomarnos algo…
Señor Oscuro, te aseguro que merece la pena, el sitio y Triana, así que cuando pasen los exçamenes date una vueltecita.
Vaya, mi General, me alegra mucho que usted también sea un habitual del sitio; seguro que habremos coincidido alguna vez.
Josevillano, esta ronda entonces la pagas tú, jejeje
Gracias Pedro. Si no se sabe disfrutar de estas cosas, pocas nos quedan entonces…
Orleáns, el flaco decía que no hay nostalgia mayor que añorar lo que nunca jamás se perdió. Tal vez te pase eso, o te tomas muy en serio lo que escribo jejeje
Indi, tenemos que ir un diita, si acaso cuando pase un poco la deceleración profunda de la economía. Lo de Triana, fíjate, aunque tú lo sentirás mas que yo…
Señora Ortiz, le aclaro que no es agua de grifo, no vayamos a tener tontería que lo de los trasbases es complicado también. Le mando unas jarritas para que usted y su familia se animen un poquito, aunque bueno, tristes tampoco se les vé…
kisses
Mira que no te conozco "in person", pero decir que eres mayor... pa matarte vamos. Te pasa lo que a mí, que nos come la nostalgia...
Anda, anda. A ver si la próxima vez que organiceis otra junta de comunidad de blogueros, me uno a ustedes, que te "viá desí dos cositas, miarma"
Un besazo enorme, y visitaremos el café...
Nunca fui al café de la prensa... Tras leerte tengo una cita pendiente. pero mejro para el otoño , invierno, no???
Sabes qué pasa...que, a veces, o casi siempre; el entorno no se mueve y que las que cambiamos somos nosotras, pero eso es difícil de discriminar (ser objetiva con una misma resulta una acción muy cruel...nuestra autodefensa lo prohibe...jejeje). Yo cambio a diario y eso, a veces, es difícil de comprender para algunas personas, solo queda nostalgia puntual y vivir el café de Triana Pura tal y como eres hoy: la misma pero ...algunos amores más tarde...
Un beso enorme...y cuando regrese del éxtasis te llamaré y te contaré...
Pues Gata, yo contigo no he coincido nunca, al menos, conscientemente, pero en ese bar he pasado tantos buenos ratos como dices y durante tanto tiempo, que también es un lugar entrañable para mi.
La primera vez que entré y pedí un café fue hace lo menos ya 12 años y me conquistó su pared, empapelada de periódicos, y los mandiles de los camareros, que me encantaban. La puerta de la calle Pureza la descubrí desde el principio porque en las tardes que se alargan es imposible no ir alguna vez al baño.
El café no puede tener mejor trasera y delantera, la verdad.
Como te ha pasado a ti, ya no lo visito tanto, pero nunca dejé de hacerlo del todo. Al principio me gustaba para tomer café, después le cogí el tranquillo para alguna copa que otra y al final probé allí practicamente todo lo que pueden ofrecerte: copas, licores, cervezas, cafés, zumos, batidos....
Siempre he pensado que Sevilla está falta de cafeterías con personalidad y encanto, quizás el café de la prensa sea de los pocos que se salvan.
Lo mismo un día lejanos llegamos a vernos sin saberlo...
Bueno, ya lo sabéis, a veces llego tarde pero siempre llego…
Herodes, si ya no es sentirse mayor, solo es que el tiempo pasa… para todos claro está, y que se acerca el fatídico día también…
Bueno Raúl, en invierno es un encanto, pero ahora en verano tienes el fresquito del río, es un sitio intemporal.
Ay María, que te he echado de menos incluso aquí… Cuando has dicho lo de nostalgia puntual he comprobado que has vuelto, tan parecida a mí salvando las distancias, jejeje Hablamos y nos vemos pronto.
Zapateiro, por lo que cuentas es que hemos tenido que coincidir, yo también he probado de todo allí, incluso el té, que no es su fuerte pero que tienen algunos para salir del paso… Y no puedo estar más de acuerdo contigo en que faltan sitios con encanto, y que este lo tiene. Espero que todos los que somos asiduos nos reconozcamos algún día, como los que no lo conocen y les está picando el gusanillo.
Kisses y como dice un callejonero, buen café.
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