martes, 31 de marzo de 2009

Mi mejor amigo


“Soy un zorro entre cientos, pero si tú me domesticas, seré diferente. Yo te necesitaré a ti, y tú me necesitarás a mí…”
Algo así venía a decirle el Zorro al Principito en el gran libro de Saint Exupéry. Hace poco, recordé esto viendo la película francesa que titula la entrada. Françoise nunca ha tenido un amigo. No es una certeza para él, hasta un día en que tras ir a un funeral, comprar un jarrón helénico y celebrar su cumpleaños su socia se lo espeta, haciendo una extraña apuesta con él al respecto. Comienza primero una búsqueda desesperada por encontrar entre sus conocidos, sus colegas, los contactos de su agenda, a esa persona a la que puedes llamar a las tres de la mañana… Convencido de que es imposible, comienza una búsqueda aún peor; ¿cómo se hacen amigos? ¿dónde se buscan? ¿cómo encuentras a esa persona que correría riesgos por tí?
Sin llegar a ser metafísica o trascendental, que otras cosas rondan mi mente, me vinieron del recuerdo amigos y amigas, personas a las que llamé a las tres de la mañana y me llamaron a mí a horas peores. Algunos no están ya conmigo, alguno que otro volvió… Se sumaron nuevas personas a mi vida, a las que podría confiar cualquier cosa… Y siempre he pensado que necesitarse en exceso es malo, pero tal vez el Zorro tenía algo de razón. Tras muchas vueltas y giros, puede que casi todo el mundo sea prescindible, llegado el caso, pero para que mentir, no ser imprescindible no quiere decir que sea fácil vivir sin cierta gente cerca.
No es que esta comedia vaya a cambiar la vida de nadie, ni nos va a contar ahora las verdades del barquero, pero en medio de la risa se escapaban trozos de enseñanzas o reflexiones que te pueden hacer pensar. Seguramente podríamos llenar un jarrón con las lágrimas derramadas por la muerte de un amigo, puede que en la agenda tengamos amigos que no cubren el amplio sentido de la palabra, o simplemente, todos somos zorros, más o menos domesticados.

jueves, 26 de marzo de 2009

Merecía una entrada


Que el camarero mande a callar porque cree que se va a volver loco de un momento a otro, se merecía una entrada…
Que “el correcto” cuente que entró en un bingo arrastrándose, se merecía una entrada…
Quedarse con la boca como el dragón de Harry Potter porque a una idiota se le ocurrió pedir patatas bravas sin pensar; merecía un castigo y una entrada.
Que te cambien de mesa en vista de que no vas a solucionar las pagas extras del personal, pues eso… merecía una entrada.
La merecía aunque sea tarde, aunque sea así. Aunque la foto no corresponda al día, porque se me olvidó la cámara… Y no hubo croquetas pero si cerveza, y tinto, y zumo de melocotón. Hubo un traslado, y el señor de la Salud volvió a su paso un año más. Hubo risas, anécdotas y alguna historia que se quedó colgada. Hubo promesas de futuro, de más bares y más noches; promesas de esas de verdad, de auténticos camaradas, de amigos que tal vez no se hubieran conocido de otra forma, y tal vez por eso, todo esto es más grande si cabe.
Hubo vuelta amparados por Fray Leopoldo y San Cristóbal y naranjos cuajados de azahar que también merecían una entrada, pero lo dicho, por una vez, me había olvidado la cámara.

lunes, 23 de marzo de 2009

Nuevos Albores de Primavera


Está siendo una Cuaresma demasiado rápida tal vez, llena de cosas buenas y regulares, directamente relacionadas o que no tienen nada que ver. Entre unas cosas y otras, tampoco sé si ando en mi mejor momento bloguero, incluso en general, puede que vivamos una especie de “crisis bloguera” como una vez me dijo un compañero de estas lides. Teniendo en cuenta esto, sería una locura iniciar un nuevo proyecto, así que como todos los elementos parecen estar en contra… pues de cabeza a él… ya me conocéis.
Sentía la necesidad de hablar más de Semana Santa, de compartir más cosas, de reunir a amigos y vecinos entorno a otro tema, pero no quería monotematizar el tejado. Nunca he sabido exactamente de qué trata Teoría del caos, y por eso, no quería que perdiera esa ”desidentidad” que tiene, y que con tantas neuras, recortes de aquí y allá, y horas de desvarío, llegué a crear. Evidentemente tampoco voy a dejar de hablar aquí de Semana Santa, no podría, es una parte de mi, para lo bueno y lo malo.. Pero los jartibles somos eso, jartibles, y también entiendo que a muchos de los que pasean por aquí, el tema ni les va ni les viene, y con lo pesada que puedo llegar a ser, esto se pondría insufrible.
Cosas del destino, me daba vueltas la idea de crear un espacio así, cuando bien por azar, bien por mi madre y por algunos recuerdos, todo encajó sólo. Una vieja revista, que hoy perdura en el recuerdo de un bar cofrade en Pio XII, una vinculación a la vida de la ciudad durante muchos años, una vinculación sentimental, personal y familiar. Albores de Primavera vive en la memoria de muchos cofrades, y no niego que me llena de orgullo mi familia materna, seno de la publicación. Es una sensación extraña, algo que no llegué a conocer, de lo que nunca participé, y que en cierta manera, me parece un poquito mío. Por sentirlo así, creo que no podría crear otro blog que no fuera ese, Nuevos Albores de Primavera.

viernes, 13 de marzo de 2009

“Fantasmas” de mediodía


Empecé a sentir complicidad cuando me di cuenta de que ella intentaba disimular el miedo tanto como yo. Caminábamos entre escombros y techos ruinosos como si nada… Mientras nuestra improvisada guía hacía ruido con sus llaves y charlaba sin parar, yo no paraba de pensar que si nos pasaba algo iba a ser complicado explicárselo a los del seguro…
Abrió una de tantas puertas, y como si tal cosa dijo: “Y bueno, aquí los encerraban cuando esto era…” La Ley de Reforma Psiquiátrica anuló la palabra que a esa mujer le rondaba la mente, “manicomio”. No estoy segura si llegó a decirla. Me quedé absorta… Una especie de somier de obra, una cortina destartalada, restos de enganches en la pared, algo que en su día era un sanitario, un lavabo… Miré a mi compañera, la complicidad aumentó diez puntos. Era un ataque a la sensibilidad de cualquiera, más en esta profesión. Se escapaba de lo comprensible, desbocando la imaginación a miles de malos pensamientos. El escalofrío me recorrió entera dejándome sin nada que decir. A mi mente venían reportajes sobre campos de concentración hasta que cerró la puerta…
Lo peor vino cuando estando en ese pequeño despacho empezamos a escuchar sillas arrastrarse, pasos… En teoría estábamos solas en el edificio… Vió la inquietud en nuestra cara, pero torpemente le quería quitar hierro. Decía que eran las puertas que crujían… Mi compañera y yo nos mirábamos, a punto de reír del propio miedo. Salvada por el teléfono salí al pasillo a hablar, y a comprobar que estaba desierto… Volví a escuchar pasos, más cerca esta vez, y seguía sin haber nadie mas que nosotras…
Al fin fuera de allí ella me dijo que su escepticismo le impedía creer en un fantasma o espíritu… Pensaba que había alguien allí, alguien que no quería ser visto Yo no sé si sería de carne y hueso, o de moléculas espectrales… No sé si ese lugar tiene tanta energía acumulada que la negatividad se manifiesta así… sólo sé que a plena luz del día pasé más miedo que en toda mi vida.
Foto: Juan Duque pero con mi cámara.

jueves, 12 de marzo de 2009

El test de la botella


Absolutamente todo el mundo sabe distinguir a un optimista de un pesimista; todo el mundo sabe aquello de la diferencia entre quien ve la botella medio vacía y quien la ve medio llena, pero, visto lo visto, a estas alturas de la película, yo me pregunto: Llena o vacía… ¿de qué? ¿qué tiene la maldita botella? Porque lo mismo es una tontería, y estamos aquí preocupados por nada.

viernes, 6 de marzo de 2009

Sólo materia de sombras



Para que no nos asusten en los pasillos, para que las nubes negras se las lleve el viento, para que no llamen a la puerta aquellos… Para protegernos de los días inciertos, y saber tomar aire… Para que nada nos detenga, ni el miedo nos paralice, ni el olvido nos muerda, ni los recuerdos nos caigan encima…
Para todo eso, y algo más, talismán de José Hierro, sólo él es capaz de conjurarlo así...


SOLO MATERIA DE SOMBRAS

Sólo materia de sombras,

criaturas de la noche,

nubes espectrales, seres

dolorosamente informes,


visiones o pesadillas

llegadas no sé de dónde,

ráfagas resucitadas

que fueron mujeres y hombres,


que tuvieron carne y sueños

donde anidaban los soles

y ahora son sólo penumbra,

ríos de negros acordes,


tristezas desenterradas,

pesadillas o visiones,

llamando siempre a la puerta

de quienes no los conocen.



De "Cuaderno de Nueva York" 1998

José Hierro

miércoles, 4 de marzo de 2009

La bruja novata


Cuando yo era pequeña, mantuvo durante mucho tiempo el título de ser “mi película favorita”, me encantaba, y quizás antes de querer ser criminóloga, abogada o periodista, quise ser bruja. Tal vez Blanca ya no se acuerde de aquella tarde, en que yo, subida a mi pequeña escoba dije las palabras mágicas que me harían volar… Ella salió corriendo a decirle a mi madre que me iba, pero esta la tranquilizó con aquello de que las ventanas tenían rejas; y es que no era mala aprendiz de bruja creo, o al menos, resultaba convincente…
Hacía muchísimo que no veía esta película, y en aquel apartamento de la Villa y Corte, con una de las mejores colecciones de cine que conozco, entre tantas, elegí que viéramos esta… El dueño de Roma (Q.E.P.D.) es tan bueno, o tan neurótico como yo, así que pasamos la tarde viéndola, cantando, recordando y conjurando como con el “treguna, mecoides, trecorum satis dí”
Me encantó recordar tantas cosas, tantos bailes, conjuros y paisajes londinenses… Y no cuento más, porque mejor sería que todo el mundo que no la haya visto lo haga, sea niño o niño grande…
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