martes, 23 de noviembre de 2010

Acabar con todo


Puede que el título prestado del poema de Octavio Paz sea demasiado radical, pero yo, entre tantos defectos, a veces soy un poco así, radical.
Nunca he tenido paciencia, jamás en mi vida. Mis esperas no son calladas o silenciosas, son ruidosas, agitadas, molestas para quien tiene la desgracia de quedarse a mi lado y me escucha quejarme, relatar, darle vueltas a lo mismo una y mil veces. Pensaba que esto serían cinco días, y ya voy camino de los dos meses. Dicen que debo estar contenta, que podía ir más lento, pero claro, no saben con la clase de impaciente que están tratando… Y mientras, reposo relativo, aguantar el dolor. Espero que algo ocurra, parece que no puede hacerse más, espero, y como todo aquel que lo hace, me desespero.
A veces, desde este mundo pausado que ahora me toca vivir, en la mezcla del sueño con la realidad y la proyección imaginativa, mezcla de las dos, acabo conteniendo una especie de rara ira o furia. No se dirige a nadie, no puedo culpar a nadie o a nada en especial, salvo a la suerte, mi destino… cosas que no tienen cara a la que gritar, teléfonos a los que llamar indignada…
Y espero, desespero, y deseo la destrucción del mundo ¿por qué no? Soy una impaciente que se considera con todo el derecho del mundo al pataleo; ¿lo tengo? Seguramente no, podría ser peor, hay gente con situaciones mucho peores, y eso no me da derecho a quejarme, pero que quieren que les diga, a veces yo, que tanto lucho por ser racional, soy el más irracional de los animales, como Octavio cuando escribió esto, clamando por una espada que le ayudara a lo que necesitaba, acabar con todo.




ACABAR CON TODO


Dame, llama invisible, espada fría,

tu persistente cólera,

para acabar con todo,

oh mundo seco,

oh mundo desangrado,

para acabar con todo.



Arde, sombrío, arde sin llamas,

apagado y ardiente,

ceniza y piedra viva,

desierto sin orillas.



Arde en el vasto cielo, laja y nube,

bajo la ciega luz que se desploma

entre estériles peñas.



Arde en la soledad que nos deshace,

tierra de piedra ardiente,

de raíces heladas y sedientas.



Arde, furor oculto,

ceniza que enloquece,

arde invisible, arde

como el mar impotente engendra nubes,

olas como el rencor y espumas pétreas.




Entre mis huesos delirantes, arde;

arde dentro del aire hueco,

horno invisible y puro;

arde como arde el tiempo,

como camina el tiempo entre la muerte,

con sus mismas pisadas y su aliento;

arde como la soledad que te devora,

arde en ti mismo, ardor sin llama,

soledad sin imagen, sed sin labios.




Para acabar con todo,

oh mundo seco,

para acabar con todo.




Octavio Paz

viernes, 12 de noviembre de 2010

Mundo digital, IN – OUT


OUT

Lo sentimos, usted no puede agregar ningún amigo o más Páginas de fan sin eliminar algunos primero.

Al salirme ese mensaje en faceboock pensé que tenía un problema, uno grave. No es que mi extrema popularidad, mi desbordante simpatía o mi periplo vital me procurara un exorbitante número de amigos, en mi caso el aviso iba por lo segundo, soy una loca compulsiva, una maniática, una friky, lo que quieran… No paro de unirme a páginas, lo que antiguamente era “hacerse fan” ¿por qué? Buena pregunta, incluso me uní a páginas que explicaban el porqué, por diversión, porque me identificaba, principalmente por cachondeo, y no sé, es una rara forma de autodescribirse… Cuanto más lo pienso menos sentido tiene todo…
Alguno se andará preguntando que cuantas páginas tenía en mi perfil, buena pregunta. Yo sinceramente aún no me lo explico… Eran 5.070, ni más ni menos. ¿Cómo me uní a tantas? No sé, como las drogas, empecé poco a poco, me aficioné, luego no podía pasar sin unirme… Que absurdo es esto, y lo más ridículo de todo es el número, ¿Por qué 5.070? ¿qué tiene esa cifra? ¿por qué no 5.071? ya puestos, llegados a estos enfermizos extremos ¿qué más les daba una más?
Pero bueno, he empezado a quitarme de páginas, porque tampoco me dejaba admitir nuevos amigos. De paso también he borrado algún contacto que no sé porqué acepté en su momento…
Esto es lo malo del mundo digital cuando se te va de las manos…

IN

No todo lo que hago en Internet es tan estúpido, o al menos quiero pensar eso.
Se celebran los Premios Cibersur nuevamente, y la web en la que colaboro con mi columna de opinión, esa que está ahí en el lado derecho, con una foto digna del juego del escondite, participa en ellos. Y abiertamente, pido que votéis. No por mí, eso sería ridículo, yo hago un artículo los miércoles y alguna incursión puntual en otras secciones. Pero tengo compañeros que todos los días sacan adelante un trabajo profesional, local y serio. La competencia es dura, en nuestra categoría somos como David luchando contra dos o tres gigantes a la vez, pero… las ganas, eso es lo que nos hace pensar que no todo está perdido, que no tiene porqué ser imposible, a pesar de que estemos nominados con webs de periódicos consolidados. Hay muchas diferencias entre ellos y nosotros, su sueldo, nuestra motivación, su respaldo, nuestra juventud… En fin, que me podría pasar así todo el día, pero simplemente, emulando a la gran Lola Flores: “Si me queréis ¡votadme!”


Sólo tenéis que pinchar aquí y elegir Sevilla Actualidad.

Bueno, y quien no nos quiera votar, en su derecho está, claro.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...