domingo, 24 de agosto de 2008

Viaje a Italia VI



Como en otras ocasiones, el día llegó con un despertador único, las campanas de una iglesia cercana. Tras un fantástico desayuno, con otro de esos capuchinos geniales que ese país te regala en cada rincón, salimos a dedicarle a Florencia en cuerpo y alma uno de nuestros últimos días por aquellas tierras.
Según una amiga italiana, Florencia le recordaba mucho a Sevilla. Siempre he pensado que las comparaciones no es que sean odiosas, es que en muchas ocasiones son incomparables; por eso yo no me atrevería a afirmar de manera rotunda aquello (que por otra parte muchos me han dicho) pero si digo que aquella ciudad tiene un “algo” muy especial.
“Florencia es una ciudad peatonal”, me habían repetido eso hasta la saciedad, y yo no estaba del todo segura como era eso, porque en aquél tiempo cogía el bus nocturno para volver a casa en la Plaza Nueva. Estaba haciéndole una foto a Muffin en el Duomo, en medio de una calle de una ciudad peatonal cuando de pronto reparé en algo. Una fila de coches venía por mi derecha… Habría sido graciosísimo morir atropellada en una ciudad peatonal, pero los residentes de allí conducían mejor que los napolitanos. La Santa Croce, la tumba de Galileo, el Ponte Vecchio, cada calle, cada rincón de aquella urbe era maravilloso. Por otra parte, si alguna vez en la vida me he sentido estúpida (bueno, lo he sentido más de una y más de dos) fue allí, en la puerta de la Galería Oficci. El viajar de aquella manera te hace olvidar todo, el espacio, el tiempo, y hasta el día en que vives; y lo del día era literal, porque aquél día era un lunes, pero yo no reparé hasta que no estábamos ante las puertas cerradas de la galería. Evidentemente, como ocurre en todos los lugares del mundo, los museos y galerías cierran los lunes, y para más INRI, yo abandonaba Italia esa madrugada. Intentando no pensar cuanto me había perdido tras mi no visita a aquel lugar, trascurrió la jornada por la ciudad. Comenzó a llover, como el día en que llegué, la verdad es que adoro la lluvia y a veces pienso que es recíproco.
No sé como se nos pudo ocurrir aquello. Tal vez fue por todos los adornos navideños, por los anuncios que habíamos visto alguna noche en la tele, por todo en general, que pensamos que un souvenir ideal era llevar panetone, con su correspondiente caja enorme; y así estábamos, con nuestras maletas, el cansancio de tantos días y nuestras cajas de panetone de chocolate, en la estación de tren. Eso no habría sido tan raro si no fuera porque, mi amadísima compañía ferroviaria italiana, Trenitalia, se había puesto en huelga… Si queridos caóticos míos, no podía ser de otro modo, hasta el último día dando la nota… La cosa fue que entre cancelaciones de trenes, jaleos, quejas y demás, nos dio tiempo a sacar una cancioncilla estúpida al máximo. Lo he estado pensando un rato y no la voy a poner aquí, porque mi imagen ya está muy deteriorada como para sumarle esto… Finalmente conseguimos coger un tren que nos devolvió a Milán. En la propia estación de tren cogíamos el bus que nos llevaba al aeropuerto. Paso por alto las horas esperando al autobús, en aquella sala de espera comiendo sándwiches de mortadela boloñesa, porque aquello era kafkiano.
Aún recuerdo mi último capuchino en tierra italiana, en el aeropuerto de Bergamo. Ese último café supera con creces cualquiera que haya podido tomar en España, porque desde aquí lo digo: ¡ponerle espuma a un café con leche no es un capuchino!
Medio ensoñada, desperté en el avión de una mini-siesta; miré a mi alrededor, nuestras cajas de panetone, los italianos hablando de España, gente dormida… Por las ventanillas de un lado era de día, mientras que por las del otro lado parecía de noche. Aquellos días habían sido tan surreales y maravillosos como ese momento. Tal vez me ocurrió como en esa canción de Ismael Serrano “los viajes que trajeron a otros vistiendo nuestros cuerpos”, pero de cualquier manera, sentí una punzada cuando tomamos tierra. Estaba contenta de volver a casa, pero algo se quedaba atrás, y quería volver.


EPÍLOGO

No sé cuantas monedas eché a aquella maravillosa fuente romana, pero alguna caería dentro… O tal vez fue Júpiter, o simplemente, iba a ser así. La verdad es que siempre lo supe, que volvería, y al fin, el lunes, muy temprano tomo un avión que me devuelve a ese país, y concretamente a Roma. Será maravilloso volver, en una época del año totalmente antagónica a la anterior, con otra gente, en un viaje totalmente diferente pero espero que igual de bueno. Para resarcirme, el destino ha querido que uno de los días visitemos Florencia, Galería Oficci incluida, entre otras cosas. Forma parte de las cuentas que tengo pendientes por allí, como el helado Tartufo y tantas cosas…

Este viaje es el broche de oro de un verano bastante bueno, y como colofón, mirando las predicciones meteorológicas ¡seguramente llueva! Lo dije antes, mi relación de amor con la lluvia es recíproca, aunque todos sabéis que hay una semana al año en que no la quiero ver aparecer…

Una vez dispuestos mis líquidos en la bolsita pertinente, y plenamente segura de que no llevo armas, como una catapulta, (a ver que hago yo sin una de estas en Roma), ya puede dar comienzo el viaje. Y lo de la catapulta no es coña, figura entre otras cosas en las instrucciones de AENA, en las que en todo momento me recuerdan que es por mi seguridad, no vaya a ser que decida asaltar el avión con el rimel en un ataque de histeria, y la liemos…


Sólo será una semana, que yo disfrutaré como si fuera un año y se pasará tan rápido como dos días, y volveré sin palabras suficientes para describirlo, con fotos que no llegarán a recoger lo que querría trasmitir, por eso imagino que cuando tome tierra en la capital hispalense, que ya será Septiembre, mi pensamiento será que debería volver en no mucho tiempo.

Ciao cari.

martes, 19 de agosto de 2008

Entrevista en Punto Radio



Todo fue tan rápido que en realidad no me dio tiempo de agradecer a Fernando y su equipo la entrevista, y sobre todo esas sorpresas que al anunciarlas me dieron algo de “miedo”, le pongo comillas porque es miedo sano, pero como una es dueña de lo que calla y esclava de lo que dice, y yo aquí he dicho de todo… pues podían salir por cualquier lado. Lo bueno es que desde aquí puedo agradecerle a Fernando, a Teresa y a Carlos este ratillo en las ondas.
Me habría gustado hablar de vosotros, de cuanto me aporta cada comentario y de vuestros blogs, pero cuando colgué me dí cuenta de que había acabado y no lo había dicho. Imagino que me volvió a pasar lo de la taza de café, me la tomé tan rápido… De todas formas lo he dicho muchas veces, y sabéis que este tejado sin vosotros no es nada, tal vez una loca hablando sola, pero no mucho más.
Imagino que muchos no me creerán, pero en algunos sentidos soy algo tímida. No me da tanta vergüenza colgarla, me da mucha mas vergüenza escucharme… De todas formas, tras arduos trabajos (complicados para una analfabetilla digital), la ayuda de mi mami para grabar y de Luz de Gas para colgarla, aquí esta. No sé si se oirá bien, pero tal vez la calidad regulera haga que mi voz, algo Sabinera a veces, parezca menos Sabinera…

Muchas gracias a todos, a vosotros, a Punto Radio y a los que con su simple visita han conseguido que un blog sin ninguna temática concreta tenga un sitito en la blogosfera.

Boomp3.com

¡ATENCIÓN!

Si alguien no puede escucharla porque al pinchar sale como un disco rayado o algo así, hay una forma muy facilita de poder oírla. Pincháis en Boomp3 y estando en la página del servidor donde se encuentra la entrevista, pincháis en “Download mp3 file”; se abrirá un cuadro de descarga corriente, y ya seleccionáis “Abrir, Guardar” o lo que sea. Os aseguro que funciona porque yo tampoco la puedo oír y de este modo lo puedo hacer.

domingo, 17 de agosto de 2008

Viaje a Italia V


Llegamos a Florencia pasadas las once de la noche. Eso a priori no tenía que ser un problema, pero recapitulando un poco, nos habíamos ido con un billete de ida y vuelta de una compañía de bajo coste, nuestras maletas y dinero; así que el tema del alojamiento lo íbamos improvisando. Nos ayudaba bastante que en cada estación hubiera una oficina de “Last Minute” que te buscaba hotelitos de todos los precios, pero al llegar aquél día, a esa hora, estaba cerrada. Aquella hora, en aquella ciudad y en Diciembre era complicada. Barajamos algunas opciones, llegando por un tiempo a adoptar una que a mí al principio no me gustaba; quedarnos a dormir en la estación. Yo no quería, aquello ya era tocar fondo, pero Muffin consiguió convencerme. La verdad es que al fin y al cabo mucha gente estaba haciendo lo mismo, y muchos viajeros se estaban acomodando en la sala de espera para pasar allí la noche; aquello estaba cogiendo un matiz acogedor. Después de repetir mil veces mi nueva expresión italiana: che forte… ya estaba dejando de quejarme cuando apareció un caballero que muy amablemente desalojó a la veintena de personas con nuestra misma genial idea, que se acababa de ir a la m… Lo que vino a continuación si que fue tocar fondo. No os contaré el cómo, porque sería largo, pero os diré que llegamos a un extraño lugar, dónde después de contarle al tío una milonga, acabamos pagándole lo que nos dio la gana por dormir en una habitación con cama de matrimonio, y justo al lado de esta una ducha y un lavabo. El WC, como en las películas estaba al final del pasillo; un pasillo oscuro que daba algo de grima. Atrancamos la puerta con una silla, las maletas y todo lo que pudimos porque aquello era de un sórdido… Recuerdo las sirenas de policía, y el jaleo que hubo durante toda la noche… Yo, que había llegado a esa ciudad en la primera clase de un tren, no podía olvidar aquello que decía don Juan: Yo que a las cabañas bajé, yo, que a los palacios subí… Se vé que aquella noche tocaba bajar a las cabañas.
Amaneció, como todos los días, y os podéis imaginar lo rápido que salimos de aquel sitio. Ya de día, Florencia me daba menos miedo, y aquella genial oficinita volvió a estar abierta. Y a los palacios subí, porque recuerdo con gran cariño aquel hotel precioso que en el pasillo tenía una casa de muñecas. Cierto es que me decepcioné un poco cuando me lancé sobre ella (siempre quise tener una) y descubrí que era el mueble dónde guardaban las toallas y la ropa de cama, pero mejoraba en demasía el sitio de la noche anterior. Dejamos las maletas y nos fuimos a Pisa. Entiendo que lo más famoso es la torre, pero quien ha estado allí sabe que es una ciudad maravillosa. Recuerdo que al llegar a la Piazza dei Cavalieri, un grupo de personas salía de misa, con trajes y abrigos; era como una película de los años cuarenta. A pesar de todo, no os decepciono, y me hice la típica foto de guiri sujetando la torre, porque si no haces estas chorradas cuando estás fuera de tu país, no tiene gracia.
El día anterior, en la primera clase del tren que cogí en Nápoles, nos habían dado un paquetito de algo que ponía “Pizza Snack”. Me pareció que era algo muy original, genuino de Italia, y decidí guardarlo para otro momento. Aquella tarde de Domingo, cuando paseábamos por Florencia después de haber pasado el día en Pisa, saqué el paquetito y lo abrí con cierta ilusión. No lo podía creer, se parecía mucho pero lo mordí para confirmarlo… la pizza snack, aquél genial invento italiano y único era una simple regañá… No sé como será en otros sitios pero aquí en Sevilla se llaman así. Cierto es que tenía un regusto a orégano o algo así, pero fue un invento decepcionante. Sin dejar de reirnos de nuestra ingenuidad, sólo podíamos decir una cosa: che forte…

sábado, 16 de agosto de 2008

Premio Safiro y Premio Cadena

Queridos hermanos, estamos aquí reunidos… anda no, perdón, perdón, se ha traspapelado el discurso… Bueno, nada, sin papeles mejor. Resulta que otra vez en este tejado se despliega la alfombra roja. Nunca estaré lo suficientemente agradecida a Eres_mi_cruz, que fue quien la obsequió. La verdad es que entre unas cosas y otras estamos todo el día poniéndola y quitándola, así que nuevamente red carpet, sobres, premios, lágrimas y agradecimientos a la Virgen de Guadalupe como hizo el sin par manchego. Últimamente estos premios llegan a pares, o más bien yo los recojo de dos en dos… En esta ocasión se demoró un poco la cosa por aquello del parón tecnológico que sufrí; pero no me puedo resistir… estas parafernalias tienen algo que me gusta… así que ahí vamos
Para empezar, tengo que agradecer el recibir galardones, porque aunque esto es una cosa medio en broma, medio en serio, una nunca se acaba de creer merecedora de algún reconocimiento.
Por otra parte, lo de la entrega puede ser complicado porque muchos se encuentran de baja temporal por vacaciones, y sinceramente… a mí me da lo mismo. Pienso dejar virtuales notificaciones en los blogs que correspondan, mediante las cuales, los premiados tendrán que venir a recogerlos mas tarde o mas temprano…

Premio Safiro

Este premio me llegó de Nani, de La casa encendida. Es un lujo recibirlo de ella, y para quien esté dándole vueltas, no lo he escrito mal, es Safiro, aunque pensé que tal vez era una errata y era Zafiro. En cualquier caso, aquí vamos con el reparto.

A Miguel Andréu. El cree que sólo le doy galardones por afecto y no es cierto. Claro que afecto hay, mucho además, pero le llamo cursi cuando es cursi, le digo abuelo batallitas cuando se pone en ese plan y por esa regla de tres si su blog me gusta y lo considero merecedor de un premio, pues se lo doy y punto.
Al Callejón de los negros, porque sí, porque me encanta, porque Antonio es un crack y es un regalo tenerlo por aquí.
A Sergio de Principio de incertidumbre; porque es un encanto, porque siempre tiene cosas de lo mas curiosas por su blog y porque simplemente tomar esa canción de Ismael Serrano para nombrar su espacio, merece un galardón.
A Orleáns de La sala de los espejos, por tener un lugar tan real como ella misma, divertido y cotidiano, y porque nos hace mirarnos de frente.
A Ainoha, para que cuelgue este y otro que le dí hace tiempo, que entre las obras y las vacaciones… Porque nunca deje el Callejón del Agua, aunque tenga rachas mejores o peores.

Premio Cadena

En fin, se vé que el o la creadora no se quebró la cabeza con este nombre… Y no me parece mal. Al fin y al cabo esto es así, cadenas de gente que se enlaza, cadenas de gente que se premia… ¡Bendita cadena blogosférica!
Este premio llegó desde el Principio de incertidumbre de Sergio, y además del premio en si, tengo que agradecerle sus palabras… Eso de “el detalle en esencia” no sé si es cierto, pero de verdad que me ha encantado. Así que haciendo lo propio el premio va a parar a:

Luz de gas, porque ese si que encadena gente a su blog, si algún día queremos hacer una revolución simplemente con que este hombre haga un llamamiento tenemos a la mitad del personal.
A Nani de La casa encendida, porque como Mario le hizo una estantería reforzada, lo podrá soportar.
A Ego y Andrómeda es gay, porque no hay dos como ella.
A América y su espacio flamenco, por tenernos enganchados con una larga cadena que cruza un océano para llegar a un rincón tan andaluz que parece estar aquí.
A Antonio y Cisco, que escriben Desde la perrera. Bueno, realmente escribe Antonio, pero muchas veces es lo que Cisco le dice. Este duo sin par merece mas de un galardón.

Me gustaría dárselo a muchos más, pero ya sabéis que estas cosas son complicadillas, y como siempre digo, seguramente a muchos les llegarán estos premios por otras manos así que… ¡vamos a la barra libre que es lo que todo el mundo anda esperando!
…Y por cierto, ¿ alguien se ha dado cuenta de que estos dos premios se parecen mucho?

miércoles, 13 de agosto de 2008

Pasando el mono


Nunca me han gustado los maceteros de la calle Tetuán; y tal vez esta sea otra ventaja de la Semana Santa, que los quitan. Pensando en algo tan absurdo como esto, caminaba bajo la sombra de los toldos con una meta, llegar a aquella esquina. Me paré en seco mirando la confluencia de las dos calles, me quité las gafas de sol, nada, no estaba… Aspiré y… ni rastro. Como El Prendimiento retorna a su casa las noches de Miércoles Santo (aunque este año no pudo ser), yo continué por esa calle. Me quedaba una última esperanza en la Plaza del Duque; la esperanza de una dosis, que diría una adicta. Tampoco allí. Parecía que se habían confabulado contra mí, conocedores del mono que arrastro en estos días. Cogí el autobús para volver a casa. Mi desaliento encontró un apoyo en alguna marcha que se coló en el aleatorio del mp3, entre Sinatra y Sabina… La Semana Santa de este año llegó muy pronto, y más pronto se fue… Tal vez me sucedió lo mismo que con el primer café de por la mañana. Cada día me lo bebo de un tirón, y cuando me quedo con mi taza vacía en la mano, pienso que quizás lo tenía que haber demorado más, saboreado más… Es absurdo, porque cada mañana lo pienso y al día siguiente vuelvo a hacer lo mismo, y me lo bebo de un trago. Recuerdo que tras el cierre de las puertas en San Lorenzo, arrastrando mi pena, miraba el rojo de mi Sangre de Cristo en el Garlochí, y en mi cabeza danzaban fechas de exámenes, plazos de entrega… Aquel agobio junto con la perspectiva de la Feria hacían de bálsamo. Al fin y al cabo, como dijo un comentarista caótico, los sevillanos nos reunimos en la Feria para hablar de Semana Santa. Sonaba copla, haciendo de consuelo para el alma, e incluso me hacía gracia pensar en todo esto escuchando aquello de “María de las Mercedes, mi rosa mas sevillana…” Y hoy día, en medio de un verano tremendamente libre para mí, a toro pasado, tengo una nostalgia increíble de aquella semana. Por lo visto no soy la única, ya que por aquí, en algún comentario se han deslizado elementos como traseras de palio…
Imagino que quien me lea fuera de esta ciudad (e incluso muchos que me leen dentro de ella) pensarán que como poco, ando mal de la cabeza, y no los culpo. Esto es como lo que decía Lope de Vega sobre el amor, “Quien lo probó, lo sabe” . Y por eso, quien lo sepa, no pensará que estoy loca si digo que a veces me paro en el pasillo, y destapo el incensario, ese que esta ahí esperando su protagonismo cuaresmal; cierro los ojos y aspiro los aromas de palio que conserva para mí, y con cositas de estas, vamos pasando el mono…
Para concluir, dedico esto a todos los jartibles que andan igual que yo, y de paso me autoregalo aquí una de mis fotos favoritas, producto de la dualidad de Sevilla y de la historia. De un lado, la Virgen de los Desamparados, de otro, ese cartel.

Imágen gracias a la galería de ABC

viernes, 8 de agosto de 2008

Juegos Olímpicos vs Olimpíadas



En este preciso momento, a las ocho y ocho minutos (hora pekinesa) el ocho del ocho del dos mil ocho, dan comienzo los Juegos Olímpicos mas polémicos de los últimos tiempos, al menos que servidora recuerde en su breve existencia.
Se han vertido ríos de tinta al respecto, por profanos y por personas mucho más conocedoras en la materia, que esta que escribe, pero a pesar todo, con lo bueno y lo malo, comienza lo que muchos dan en llamar “La fiesta del deporte” .
Imagino que el mismo que dijo aquello tan manido de “lo importante es participar”, también pensaría que el deporte no es sólo esfuerzo físico y el hecho de competir. El deporte es entrega y a la vez compañerismo; en caso de acontecimientos como el que ahora se celebra, es multiculturalidad; y ahora podría hablar de la unión de los pueblos y ponerme más cursi que el señor Andréu en sus mejores momentos, pero no lo haré porque esto en Beijing a mi gusto está algo desmitificado. Increíble es el hecho de que por ejemplo, este insignificante rincón cybernético no se pueda leer allí. Increíble es que se respeten en esa potencia mundial que es China, tan poco los Derechos Humanos, increíble es que en sociedades desarrolladas exista la pena de muerte, como increíble me parece que cuatro estadounidenses pongan pancartas de Tibet Libre, que ojo, totalmente de acuerdo con la reivindicación, pero tras la ejecución de un mexicano, por poner un ejemplo, los amigos de las barras y estrellas no sean los más indicados para darle a nadie lecciones de nada. Y hablando de la tierra de Bush, me reí en cantidad cuando vi aparecer a los Yankees con sus mascarillas, ante la indignación de los chinos. Cierto es que la contaminación allí es alarmante pero ya sabemos que a los comedores compulsivos de pollo Kentuky no les hace falta mucho para desarrollar una psicosis.
Y en medio de todo esto comienza el espectáculo deportivo, que realmente debería ser lo más importante, aunque muchos deportistas estén mas preocupados ahora en no decir algo inconveniente; cosa que comprendo e incluso comparto. Todos los que hemos nacido “en libertad” no nos hacemos una idea de lo complicado que debe ser no hablar de ciertas cosas o autocensurarnos en algo. Si Dios me hubiera llamado por el camino del deporte de élite imagino que a estas horas andaría como loca llamando a la embajada desde un calabozo pekinés, porque seguro que sin querer, habría soltado alguna de las mías.
A la espera de ver competiciones, metales y demás, sigo con la duda que titula la entrada, y no sé si alguien me la podrá resolver ¿por qué ya nadie dice Olimpíadas y todos los comunicadores hablan de Juegos Olímpicos? ¿es más correcto? ¿es políticamente correcto? ¿es otro nuevo signo de modernidad? Hablando de esto último, actualizo desde un ordenador tan poco moderno que le falta funcionar a manivela; el martes seguramente ya tendré a mi bichito y me pondré al día en todo, así que ya sabéis, perdonad mi ausencia aunque tal vez cuando vuelva, la echéis de menos.
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