domingo, 27 de julio de 2014

Como hacerte saber

Es maravilloso a veces eso de que la memoria se atasque. Se queda como atorada en un punto y deja algunos recuerdos con una especie de fundido en negro. Luego, un día que no se sabe porqué, parece que algo se reinicia, se resetea, algo salta y... ¡ahí está! Recuperas algo olvidado y es como una doble alegría, la del conocer y la de un reencuentro extraño; reencuentras algo, te reencuentras contigo.
La vida a veces parece rebobinarse, y acabo de caer en que muchos niños no sabrán que es rebobinarse porque no han conocido ni casettes ni VHS, vaya cosa...
Los recuerdos pegan saltos, adelante, atrás, sin orden, caprichos del destino.
Es curioso encontrarme todas estas espirales ahora que creía que vendría el estancamiento, el freno.
Es agradable tener tiempo de retomar sanas costumbres pasadas. Es genial poder detenerse tanto en nimiedades.  Magnífico esto de poder quedarse con cada frase, cada verdad lacerante, cada consejo de amigo... Es encantador divagar pensando si sería posible que en los colegios se les repitiera a los niños cada mañana este poema, como una oración cívica que deben conocer y repetir de por vida...
Tal vez todos esos balances y análisis con los que me mortifico no son tales, tal vez solo son una revisión que yo no soy capaz de ordenar. Por eso sería más fácil repetirse este poema a diario, asumir cada día un par de verdades y asumir también que no todo el mundo conoce esas verdades. Al fin y al cabo, la intención de don Mario era averiguar cómo hacer saber estas cosas...

COMO HACERTE SABER

¿Cómo hacerte saber que siempre hay tiempo?
Que uno solo tiene que buscarlo y dárselo.
Que nadie establece normas salvo la vida.
Que la vida sin ciertas normas pierde forma.
Que la forma no se pierde con abrirnos.
Que abrirnos no es amar indiscriminadamente.
Que no está prohibido amar.
Que también se puede odiar.
¡Como hacerte saber que nadie establece
normas salvo la vida!...
Que el odio y el amor son afectos.
Que la agresión porque si, hiere mucho.
Que las heridas se cierran.
Que las puertas no deben cerrarse.
Que la mayor puerta es el afecto.
Que los afectos nos definen.
Que definirse no es remar contra la corriente.
Que no cuanto más fuerte se hace el trazo más se dibuja.
Que buscar un equilibrio no implica ser tibio.
Que negar palabras implica abrir distancias.
Que encontrarse es muy hermoso.
Que el sexo forma parte de lo hermoso de la vida.
Que la vida parte del sexo.
Que el "por qué" de los niños tiene un porqué.
Que querer saber de alguien no solo es curiosidad.
Que querer saber todo de todos es curiosidad malsana.
Que nunca está de más agradecer.
Que la autodeterminación no es hacer las cosas solo.
Que nadie quiere estar solo.
Que para no estar solo hay que dar.
Que para dar debimos recibir antes.
Que para que nos den también hay que saber cómo pedir.
Que saber pedir no es regalarse.
Que regalarse es en definitiva no quererse.
Que para que nos quieran debemos mostrar quienes somos.
Que para que alguien sea hay que ayudarlo.
Que ayudar es poder alentar y apoyar.
Que adular no es ayudar.
Que adular es tan pernicioso como dar vuelta la cara.
Que las cosas cara a cara son honestas.
Que nadie es honesto porque no roba.
Que el que roba no es ladrón por placer.
Que cuando no hay placer en hacer las cosas, no se está viviendo.
Que para sentir la vida no hay que olvidarse, que existe la muerte.
Que se puede estar muerto en vida.
Que se siente con el cuerpo y la mente.
Que con los oídos se escucha.
Que cuesta ser sensible y no herirse.
Que herirse no es desangrarse.
Que para no ser heridos levantamos muros.
Que quien siembra muros no recoge nada.
Que casi todos somos albañiles de muros.
Que sería mucho mejor construir puentes.
Que sobre ellos se va a la otra orilla y también se vuelve.
Que volver no implica retroceder.
Que retroceder puede ser también avanzar.
Que no por mucho avanzar se amanece más cerca del Sol.
¡Como hacerte saber, que nadie establece normas, salvo la vida!...

Mario Benedetti

martes, 1 de julio de 2014

El trago



  
Cada año ocurre porque en cierto modo, cada año es cada año porque esto ocurre. Nunca me pilla preparada, nunca me encuentra con mentalidad y actitud propicias aunque este año puede que menos que ninguno. Demasiados ciclos, demasiados círculos, demasiadas celebraciones como para tener ánimo de sumar más... Cada año llega este trago, con la consecuencia de que comienzo a soltar una ristra de lamentos al respecto.. Y no debería, si lo pienso no debería; al fin y al cabo tomo el té sin azúcar, apenas se la echo al café, no le pongo sal a las patatas, porque me gusta que las cosas tengan el sabor que las cosas tienen y sin embargo, este trago, que suele ser agridulce, más lo primero que lo segundo, me cuesta más que cualquier jarabe.
   Todo esto suele envolverme en una terrible espiral de pensamientos y desvaríos encadenados, como si yo no le diera vueltas a la cabeza el resto de días del año... Parece como que se impone la obligación de pararse, de ver el "Debe" y el "Haber", tener o no tener.
   Contra el clásico "Tres cosas hay en la vida, salud, dinero y amor" me gusta más quedarme con lo que dijo George Sand:" ¡Dejadme escapar de la mentirosa y criminal ilusión de la felicidad!  Dadme trabajo, cansancio, dolor y entusiasmo."
   De las tres primeras no tengo nada,  de las otras cuatro podría decirse que hago pleno... ¿puedo quejarme? probablemente no; algún precio tenía que tener escapar de la mentirosa y cruel ilusión de la felicidad...
   George Sand y yo nacimos el mismo día, con un puñado de años de diferencia. Ahí acaban los parecidos pues ni he sido amante de Flaubert ni me he tenido que vestir de hombre para entrar en los bares, ventajas del Siglo XXI, que alguna tenía que tener.
   Los últimos meses han valido por un par de años, los últimos años han hecho por media vida y la media vida que ya se me amontona en el cuentakilómetros se me hace algo pesada en un día como este.
   Es cansino quejarse de este modo, a mí me canso yo misma a base de pura queja, pero es inevitable según parece; aunque por una vez podría dejar el balance a un lado, el conteo de fracasos y cosas parecidas remotamente a éxitos, pero sinceramente, no me veo capaz.
  Un trago que se repite año tras año, deformándote, desfigurándote... Como a ella, como a esa mujer que bebe absenta en un cuadro de extraño granulado porque carece de la inicial capa de imprimación... Seguro que a ella tampoco le gustaba cumplir años, si es que recordaba el día en que tal cosa ocurría...


"La bebedora de absenta"
Pablo Ruíz Picasso
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