lunes, 19 de marzo de 2012

El día del padre

A veces la vida es un carnaval, o tal vez el carnaval es la vida… y por eso, pese a no ser muy fanática de las coplas fatalistas, hay momentos en que una letra te sorprende, encuentra el camino a tu alma, te llega e incluso, sin quererlo, te retrata…

Conozco buenos padres, geniales progenitores, incluso conozco a quienes supongo buenos padres en el futuro, cuando la situación se dé. Pero por desgracia esto no es una generalidad.

Escuché el otro día en la radio que fue una maestra madrileña quien animó a dedicar un día al padre, pues este no tenía una jornada, al contrario que la madre. Elegió para tan singular consagración a la figura paterna el día de San José, curioso esto, ya que hablamos de un hombre que con la dignidad que pudo se hizo cargo de un hijo que no era suyo y que para colmo cada dos por tres hablaba de que su padre reinaba en los Cielos, por lo que era público que el buen carpintero estaba ahí para cubrir la reputación de María. Encima Las Escrituras lo fulminan, por lo que ni sabemos que ocurrió con este buen señor, que para colmo fue nombrado “Padre Putativo de la Iglesia”, que vamos, el término tiene guasa marinera. Volviendo al origen del día, años después Galerías Preciados se interesó por esta costumbre y contribuyó a potenciarla con motivaciones obvias.

Pero volviendo al origen de la entrada, hoy, día de los José y los Pepe, día de la Pepa y la Pepi, constitucionalmente hablando, hoy, maldito día sin lluvia otra vez, con las calles gaditanas repletas de piconeras, hoy me quiero acordar de quienes no tienen tanto que celebrar, o por motivos diversos, un padre al que felicitar.

viernes, 2 de marzo de 2012

Egoísmo

Cuando yo era pequeña era hija única, la pequeña de mi casa, una princesita que en su reinado no estaba tan mimada como podía haber estado, pero que vivía en un mundo en que todo era suyo.

La formación pedagógica de mi madre es nada más y nada menos que la que la vida te va aportando, y con esta formación, con la que no le fue tan mal, pensó que era conveniente que con tres años ya era hora de que fuera a la guardería. No resultó traumático ni nada parecido, había muchos niños, muchas canciones que cantar, números y letras para aprender, era agradable. Pero un día mi madre vino a buscarme y ahí puede que la decepcionara por primera vez: “Tu hija está castigada.” ¡Castigada! No lo podía creer, su hija, la princesa de su casa, una niña tan buena, era impensable que la hubieran castigado por algo a ella, pero la explicación que le ofrecieron no dejó lugar a dudas. Yo ni me acuerdo, pero por lo visto un niño me intentó quitar un juguete, y yo, que en mi casa vivía rodeada de juguetes que sólo eran míos, parece que no tenía conceptos muy comunistas a aquella edad, y al ver violada mi propiedad privada, que realmente no era tal pues los juguetes eran comunes, le dí un bocado al pobre niño que le dejé los dientes marcados. Siempre me quedará la duda de si el niño se pasó conmigo, o si el pobre padeció mi ira sin comerlo ni beberlo. Puede que aquel día yo aprendiera a compartir, cosa que me vino muy bien para el futuro, sobre todo cuando dejé de ser hija única y mi feudo juguetero fue desamortizado en parte.

El egoísmo es eso, ese sentimiento visceral e infantil, ese momento en que sientes que algo te pertenece y otros entienden que no es así… La reacción de los adultos es algo más comedida que dar un mordisco, pero a veces resulta igual de dolorosa. Tal vez, esas personas a las que a veces su egoísmo les lleva a herir a los demás no tuvieron en su día un pequeño castigo por no entender un concepto más participativo, de compañerismo y solidaridad.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...