Mi amigo Antoñito también conocido
como @callejonero en twitter, tiene un raro proyecto que a la vez es muy
simple. Se trata del hastag #MartesMusicales. Es curioso esto para alguien como
yo, que odia tremendamente el día consagrado al dios de la guerra, como
ya comenté alguna vez.
Los terribles Martes
pueden ser terribles en muchos sentidos, pueden ser llamadas del pasado, historias nuevas en
viejas paredes, gente abusona, alergia letal y devastadora que ataca todos los
flancos posibles, bodas varias,
reuniones absurdas a la hora de la siesta, el laberinto de la
Antropología, el reloj implacable que te
impide llegar a todo…
No me gusta
hundirme en mi miseria, intento compensarlo con la increíble opción de estar en
una universidad con varios tiradores de cerveza, pulseras florentinas, mucho
chocolate en la merienda, buena compañía, pizza de Santa Clara, esparcimientos varios,
y si para colmo tu madre hace batidos de frutas y te adelanta un regalo de
cumpleaños, se sobrelleva la cosa.
Las vueltas al
pasado son tan imprevisibles que pueden ser un puñadito de canciones en un
disco olvidado que aparece sin saberse como…
Una de esas
canciones, la que más me ha reconciliado con el mundo es la que dejo aquí y la
que le dejo hoy a Antonio de forma algo peculiar para sus #MartesMusicales