martes, 1 de julio de 2014

El trago



  
Cada año ocurre porque en cierto modo, cada año es cada año porque esto ocurre. Nunca me pilla preparada, nunca me encuentra con mentalidad y actitud propicias aunque este año puede que menos que ninguno. Demasiados ciclos, demasiados círculos, demasiadas celebraciones como para tener ánimo de sumar más... Cada año llega este trago, con la consecuencia de que comienzo a soltar una ristra de lamentos al respecto.. Y no debería, si lo pienso no debería; al fin y al cabo tomo el té sin azúcar, apenas se la echo al café, no le pongo sal a las patatas, porque me gusta que las cosas tengan el sabor que las cosas tienen y sin embargo, este trago, que suele ser agridulce, más lo primero que lo segundo, me cuesta más que cualquier jarabe.
   Todo esto suele envolverme en una terrible espiral de pensamientos y desvaríos encadenados, como si yo no le diera vueltas a la cabeza el resto de días del año... Parece como que se impone la obligación de pararse, de ver el "Debe" y el "Haber", tener o no tener.
   Contra el clásico "Tres cosas hay en la vida, salud, dinero y amor" me gusta más quedarme con lo que dijo George Sand:" ¡Dejadme escapar de la mentirosa y criminal ilusión de la felicidad!  Dadme trabajo, cansancio, dolor y entusiasmo."
   De las tres primeras no tengo nada,  de las otras cuatro podría decirse que hago pleno... ¿puedo quejarme? probablemente no; algún precio tenía que tener escapar de la mentirosa y cruel ilusión de la felicidad...
   George Sand y yo nacimos el mismo día, con un puñado de años de diferencia. Ahí acaban los parecidos pues ni he sido amante de Flaubert ni me he tenido que vestir de hombre para entrar en los bares, ventajas del Siglo XXI, que alguna tenía que tener.
   Los últimos meses han valido por un par de años, los últimos años han hecho por media vida y la media vida que ya se me amontona en el cuentakilómetros se me hace algo pesada en un día como este.
   Es cansino quejarse de este modo, a mí me canso yo misma a base de pura queja, pero es inevitable según parece; aunque por una vez podría dejar el balance a un lado, el conteo de fracasos y cosas parecidas remotamente a éxitos, pero sinceramente, no me veo capaz.
  Un trago que se repite año tras año, deformándote, desfigurándote... Como a ella, como a esa mujer que bebe absenta en un cuadro de extraño granulado porque carece de la inicial capa de imprimación... Seguro que a ella tampoco le gustaba cumplir años, si es que recordaba el día en que tal cosa ocurría...


"La bebedora de absenta"
Pablo Ruíz Picasso

4 comentarios:

Zapateiro dijo...

La entrada es deliciosa aunque no me guste la aplastante melancolía que desprendes últimamente. Sonríe a pesar de todo, te lo dice alguien que está atravesando una tormenta en pleno desierto y busca constantemente la sonrisa diaria. Y la encuentra.

¡Felicidades!

La gata Roma dijo...

Jajajaja es que alguna vez me cansa re-comenzar cada poco tiempo, es como si al subir la escalera siempre me quedara otro tramo y no llego al rellano definitivo...
En fin, siento responder quejándome más, que mal, y eso que hoy viste que sonrío más de lo que parece...

Kisses

trianatrinidad dijo...

Que razón tienes Ro, hay que ver siempre lo mejor de la vida, vivirla a tope.¿ Que es ese bajón, Mercedes?, que eres casí una niña y tienes un montón de vida por delante.Te lo dice un amigo que te dobla la edad y sabe más por viejo que por diablo, lo que disfrutemos es lo que nos vamos a llevar.Un beso y un abrazo para ambas.

La gata Roma dijo...

Gracias Tri-Tri.
Es que coinciden cosas, fin de etapas, los años que ya pesan y... Pero bueno, lo sobrellevo bien.

Kisses

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