Serían cerca de las seis de la tarde, había anochecido cuando llegamos a Santa Lucía, la estación de tren que está en la parte infirme de Venecia (en la parte firme, en Mestre, hay otra) íbamos a hacer lo que hacen los guiris, comprar un mapa. En ese momento, cuando fui a pagarlo me di cuenta de que no tenía la cartera. Había comprado algo en la cafetería del tren así que pensé que tal vez estaba allí. Corrimos a la oficina; hablando atropelladamente en español, italiano e inglés me dijeron que bajara a la vía porque el tren seguía allí. Nada. Antes de ir a la comisaría fui a “Objetos perdidos” por si había suerte y alguien la había llevado por casualidad. Entré hablando atropelladamente en inglés. Detrás del mostrador había un tipo altísimo, corpulento, todo un armario que los políticamente correctos dirían de color (de color negro obviamente) Se me quedó mirando y me dijo muy serio:
-¿Por qué hablas en inglés?
Me dejó algo desconcertada, pero como un idiota siempre contesta con otra pregunta respondí: -
¿Y tú por qué hablas en español? -Entonces vino la respuesta que menos me esperaba:
-Aquí, en Venecia hasta hace dos días hemos sido españoles- No me lo podía creer. Ya no era sólo el hecho de que no tenía capacidad de contar los siglos que hacía que la Corona Española perdió aquél lugar, sino que en la boca de aquél tordo que parecía más el primo de M.A. que un súbdito de la Casa Real Española… Volver a la realidad fue duro, habría preferido quedarme en aquella oficina en un debate histórico. Mi cartera tampoco estaba allí. No hacían ni ocho horas que estaba en suelo italiano, y ya andaba en un lío. Fui a la comisaría, dónde denuncié en inglés y con ganas de llorar. El dinero no era tanto problema, sólo me habían quitado cinco euros, pero estaba toda mi documentación, mi tarjeta Visa… Lo único bueno es que no andaba indocumentada del todo, ya que justo antes de salir de casa se me ocurrió sacar de paseo el pasaporte, que aunque no era necesario, lo llevé. Me vino bastante bien, sobre todo para registrarme en el hotel más cercano, mas pequeño y más barato que pudimos encontrar. No conté que este viaje carecía de cualquier planificación, sólo teníamos billetes de ida y vuelta, nuestras troleys y algo de dinero… Que se le va a hacer, una es caótica para todo. Para colmo llovía como si el mundo se acabase. Pero esa noche ya empecé a encontrar todo lo bueno que esa ciudad me podía ofrecer; la pizza más buena y más barata del mundo mundial. Llamé a mi madre, sobran comentarios… Transfirió dinero de mi cuenta a la de mi amiga, y como cancelé la tarjeta a los dos minutos, esa parte estaba solucionada. Dormí con el lema de mi querida Escarlata O´Hara, lo pensaría todo mañana, eran demasiadas emociones para ser mi primera noche en Venecia. Me despertaron las campanas de una iglesia cercana. Abrí la ventana, sentí ganas de llorar. Ya no llovía, había salido el sol. Veía torres y tejados bañados por el sol, los canales, el ruido de los vaporettos… Una ciudad que la noche anterior había llegado a darme miedo, me enseñaba ahora su mejor cara, parecía sacado de un cuento. Una vez en la calle decidí que iba a disfrutar al máximo, porque sin DNI también se puede ser feliz. En la cafetería más bonita que vimos nos tomamos el mejor capuchino que había probado hasta entonces... Hay varias leyendas urbanas sobre esta ciudad, como que es cara, pero no lo veo así, aquél café me costó 1,20. También dicen que huele mal. Para nada, huele a agua, como la propia Triana. Claro que es cierto que algunas cosas son caras. Mi hermano me había insistido en que un amigo suyo se montó en una góndola, y el gondolero resultó ser de La Puebla; y como servidora no tiene nada en contra de este pueblo, pero prefiere gondolieris autóctonos… prescindió del paseo, por eso y porque si eres hábil regateando, que no lo soy, el paseíto son unos 70 euros. De hecho, recomiendo disfrutar de Venecia a pié, ya que si estás en la parte infirme puedes ir a todas partes cruzando canales y puentes. Se ven cosas curiosísimas como un entierro, que es un catamarán con su caja y su corona, o como dos albañiles arreglan la calle desde una barquilla.
Esta entrada se alarga y no he llegado ni a la mitad de lo que pretendía contar hoy. Me quedaré en la Plaza de San Marcos… Allí el Empire State del siglo XVI, como a ellos les gusta referirse, la Basílica, y las palomas mas descaradas del mundo. Responden casi al carácter italiano. Estás hablando tan tranquila, sin ofrecer ni comida ni nada y vienen cinco y se te posan encima. Cometí la locura de comprar comida… Un auténtico caos. Lo peor es lo poco que me gustan las palomas… y aunque luego hice un curso de ornitología, yo sigo traumatizada con historias que ya contaré otro día. Aguanté el tirón para hacerme las fotos, porque son cosas míticas y estaba en Venecia, pero en las fotos se aprecia mi sonrisa de sufrimiento…
-¿Por qué hablas en inglés?
Me dejó algo desconcertada, pero como un idiota siempre contesta con otra pregunta respondí: -
¿Y tú por qué hablas en español? -Entonces vino la respuesta que menos me esperaba:
-Aquí, en Venecia hasta hace dos días hemos sido españoles- No me lo podía creer. Ya no era sólo el hecho de que no tenía capacidad de contar los siglos que hacía que la Corona Española perdió aquél lugar, sino que en la boca de aquél tordo que parecía más el primo de M.A. que un súbdito de la Casa Real Española… Volver a la realidad fue duro, habría preferido quedarme en aquella oficina en un debate histórico. Mi cartera tampoco estaba allí. No hacían ni ocho horas que estaba en suelo italiano, y ya andaba en un lío. Fui a la comisaría, dónde denuncié en inglés y con ganas de llorar. El dinero no era tanto problema, sólo me habían quitado cinco euros, pero estaba toda mi documentación, mi tarjeta Visa… Lo único bueno es que no andaba indocumentada del todo, ya que justo antes de salir de casa se me ocurrió sacar de paseo el pasaporte, que aunque no era necesario, lo llevé. Me vino bastante bien, sobre todo para registrarme en el hotel más cercano, mas pequeño y más barato que pudimos encontrar. No conté que este viaje carecía de cualquier planificación, sólo teníamos billetes de ida y vuelta, nuestras troleys y algo de dinero… Que se le va a hacer, una es caótica para todo. Para colmo llovía como si el mundo se acabase. Pero esa noche ya empecé a encontrar todo lo bueno que esa ciudad me podía ofrecer; la pizza más buena y más barata del mundo mundial. Llamé a mi madre, sobran comentarios… Transfirió dinero de mi cuenta a la de mi amiga, y como cancelé la tarjeta a los dos minutos, esa parte estaba solucionada. Dormí con el lema de mi querida Escarlata O´Hara, lo pensaría todo mañana, eran demasiadas emociones para ser mi primera noche en Venecia. Me despertaron las campanas de una iglesia cercana. Abrí la ventana, sentí ganas de llorar. Ya no llovía, había salido el sol. Veía torres y tejados bañados por el sol, los canales, el ruido de los vaporettos… Una ciudad que la noche anterior había llegado a darme miedo, me enseñaba ahora su mejor cara, parecía sacado de un cuento. Una vez en la calle decidí que iba a disfrutar al máximo, porque sin DNI también se puede ser feliz. En la cafetería más bonita que vimos nos tomamos el mejor capuchino que había probado hasta entonces... Hay varias leyendas urbanas sobre esta ciudad, como que es cara, pero no lo veo así, aquél café me costó 1,20. También dicen que huele mal. Para nada, huele a agua, como la propia Triana. Claro que es cierto que algunas cosas son caras. Mi hermano me había insistido en que un amigo suyo se montó en una góndola, y el gondolero resultó ser de La Puebla; y como servidora no tiene nada en contra de este pueblo, pero prefiere gondolieris autóctonos… prescindió del paseo, por eso y porque si eres hábil regateando, que no lo soy, el paseíto son unos 70 euros. De hecho, recomiendo disfrutar de Venecia a pié, ya que si estás en la parte infirme puedes ir a todas partes cruzando canales y puentes. Se ven cosas curiosísimas como un entierro, que es un catamarán con su caja y su corona, o como dos albañiles arreglan la calle desde una barquilla.
Esta entrada se alarga y no he llegado ni a la mitad de lo que pretendía contar hoy. Me quedaré en la Plaza de San Marcos… Allí el Empire State del siglo XVI, como a ellos les gusta referirse, la Basílica, y las palomas mas descaradas del mundo. Responden casi al carácter italiano. Estás hablando tan tranquila, sin ofrecer ni comida ni nada y vienen cinco y se te posan encima. Cometí la locura de comprar comida… Un auténtico caos. Lo peor es lo poco que me gustan las palomas… y aunque luego hice un curso de ornitología, yo sigo traumatizada con historias que ya contaré otro día. Aguanté el tirón para hacerme las fotos, porque son cosas míticas y estaba en Venecia, pero en las fotos se aprecia mi sonrisa de sufrimiento…
Al recordar todo esto, tengo muchas fotos mentales, pero en aquél tiempo tenía una cámara mucho más cutre que la que tengo hoy día, y no tengo tantos testimonios gráficos como me gustaría. Menos mal que voy a volver.
22 comentarios:
En mis tiempos, 1997, los gondoleros te tangaban 10000 pesetas por un paseo en góndola de 10 minutos.
A mí me gustó mucho Venecia. Sobre todo la plaza de San Marcos y la Catedral del mismo nombre.
Por cierto, yo también desayuné por allí cerca.
Mi viaje a Italia fue bien distinto. Con 17 años y en tercero de BUP. En Avión y en hoteles de 3 y 4 estrellas. Por cierto, 4 estrellas en italia es más bien malillo.
Que pijo que soy. No me veo viajando a la aventura. Te admiro por eso y te felicito.
Italia siempre es un sitio al que volver. Lo único malo es que te quedan ganas de quedarte.
PD: Estocolmo también está edificada entre islas y merece mucho la pena.
ohhh yo quiero ir a Italia!! de hecho me estoy replanteando viajar este verano con una amiga... el problema como siempre, el dinero jaja
ademas, quiero hacer un viaje como el tuyo, a la aventura!!
besos
La verdad es que perder la cartera al comenzar un viaje, no debe ser una sensación muy agradable.
No entiendo cómo pudieron decirte que en Venecia hasta hace dos días hemos sido españoles, entonces... ¿Cuba qué es, un principado de España?
No tuve la oportunidad de viajar a Venecia. Estuve en Roma, ciudad de la que me enamoré, ocho días que se quedaron cortos. La verdad es que no es una ciudad que me llame mucho la atención. Venecia, claro.
Es curioso que los venecianos llamen al Campanile el Empire State del siglo XVI, pues en realidad, la torre que se puede contemplar actualmente es de principios del siglo XX. Una obra contemporanea...
Y yo coincido con el amigo Cabezota y suscribo sus palabras: "No me veo viajando a la aventura. Te admiro por eso y te felicito". Coincidimos en muchas cosas querido amigo.
Un fuerte beso y espero que todo vaya mejor querida Gata.
Querida amiga:
La señora de los preciosos apellidos es una enamorada de Venecia. Le debo ese viaje, que algún día la sorprenderé con los billetes. Los dos ya hemos estado, pero antes de conocernos. Ella quiere volver comigo...
... y yo con ella.
Besos (nada de Kisses)
PD.: Ella cuando estuvo también vio un entierro.
Cabezota, yo me felicito a mí, porque hoy en día lo recuerdo y no me lo creo… Soy muy pijotera para muchas cosas, pero estaba viviendo un momento en mi vida… y fue la primera y creo que la última vez que hago un viaje tan mochilero, aunque técnicamente no lo era, me niego a llevar mochila. Los hoteles de cuatro estrellas en casi cualquier parte de Europa son corrientillos tirando a… Respondiendo al post anterior, tengo fijación con muchas pelis, lo que pasa es que los días rojos es una gran definición, si me lo permites, mejor que las de Valdano (a ese hombre le dan cuerda) Y sobre los consejos de Ran, nada más bajar del bus, aspiré todo el incienso que salía de La Anunciación, creo que entré flotando.
Glory, lo del dinero,,, con las compañías de low cost no es tan difícil. Hacer un viaje a la aventura tiene cosas malas, que ya más adelante se verán, pero la sensación de libertad… es difícil de explicar.
Aguaó, te aseguro que merece la pena, Venecia digo. Lo de la españolidad de Venecia… yo te juro que de no haber estado en ese estado de nervios me habría quedado discutiendo. La torre está muy muy nueva, como dices más bien de principios de siglo, igual que el sistema solar de Galileo que hay en el suelo… San Marcos estaba en restauración, todo tiene que pasar ITV por lo visto. A Roma también fui, pero será otro capítulo, y lo del viaje a la aventura… fue una gran experiencia aunque este verano vuelvo con otros amigos y si que llevo más planificación… Sobre mi amiga, que no sé si se pasará, confundí algún término afectivo, pero bueno.
Miguel, ella me contó algo, hace mucho mucho tiempo. Espero que la sorprendas, que os lo mereceis los dos. Por cierto, a ver si nos vemos y me cuentas algo, que mi madre me dijo algo de pernoctaciones extrañas cuando fuiste a Italia… Yo también tengo una historia de esas, pero tengo que llegar a Florencia.
Kisses para todos menos para Miguel, que no le gustan, un abrazo para ti.
Yo vi una manifestación por el gran canal...
También me quedé muerta cuando llegué a Venecia.
Nunca la olvidaré.
Tomo nota querida Gata. Me perderé en los canales de Venecia.
Por cierto, la torre de San Marcos no sólo parece nueva. Lo es. Es de principios del siglo XX. La antigua se derrumbó.
Un fuerte beso.
P.D. La confusión de terminos afectivos me ha confirmado quien es tu amiga querida Gata.
Ay!! ese viajecito. . . Eso no es para un blog, da para un libro. ¿Es necesario revivirlo? Espero tomarmelo con humor, lo mejor que recuerdo fue cuando os ví llegar sanas y salvas a San Pablo.
C.
Soprendente tu relato. Me ha encantado, de veras. Felicidades por la entrada.
Señora autora me ha encantado la foto de su señora madre.
Dama, me has dejado totalmente intrigada, ¿cómo es una manifestación? Imagino que con barcos, pero ¿de qué tipo? Y las pancartas… Increíble.
Aguaó ya no es sólo cosa mía, Miguel, la Dama, incluso Cabezota… Creo que es recomendación unánime.
Madre mía, nunca mejor dicho; no incordies que sabes que al final, como una gata, caigo de pié. Además, pasó hace ya tres años, has tenido tiempo de reponerte… Muy bueno lo de C, me encanta.
Híspalis, no tiene mucho mérito, me pasaron tantas cosas que es un relato curioso por si sólo. Gracias.
Cabezota, la foto de mi señora madre era mía, pero me la robó, y si no le importa, señorita autora.
Kisses
genio y figura, en esos momentos de " y ahora qué"... es cuando mejor nos medimos cada uno de nosotros. Te felicito...hay que reaccionar y sacar lo mejor del peor momento...el año pasado no pude ir a Italia, espero que este sí...creo que me apasionará. Sin duda Venecia será un lugar a ver...
besos
tu vecino del 4º
Posdata: bajaré a tu pisin a pedirte tus notas para cuando vaya...jejejejjeje...
Buuuuaaaaa, yo quiero ver Venecia como tú.
Me ha encantado, claro que lo malo fue la perdida, pero así hubo aventura, ¿no?
Seguiré leyendo tu viaje italiano.
Besillos.
Yo adoro el sur, el sur de Italia. Sicilia es genial y es estar allí es visitar una segunda casa. Cuántos recuerdos al leer tu viaje a Italia. Besitos.
Querido vecino, baja cuando quieras y así te prevengo y no cometes mis errores, jejeje
Nani, lo de la cartera es una aventura con final feliz, ya lo cuento en el siguiente capítulo que no sé cuando lo colgaré. Los iré alternando para que no se haga muy pesado.
H yolo más cerca del sur que he estado fue en Nápoles, pero como digo todo el tiempo, es otro capítulo.
Kisses
P.S. Gracias a Híspalis por leerse todo mi blog, y dejar comentarios por ahí. Sólo espero que seas comprensivo con que este blog es un bebé, no tiene ni dos meses.
En lo de las pernoctaciones extrañas también tiene algo que ver la señora de los preciosos apellidos. Fue cuando íbamos juntos en una excursión de la Juventud Cofrade... bueno lo de juntos es un decir, ya que eramos 300 personas.
Ella volvió a los años con un grupo de tres amigas. Creo que fue en 1991. De ese viaje garda un gran recuerdo.
Yo volví -solo a Roma- a finales del 92, después de la Expo, con mi cuñado, pero era un viaje de trabajo, para preparar la visita de Juan Pablo II a España del año 93.
Pero lo de las pernoctaciones extrañas fue en aquel primer viaje.
Ya te contaré.
Besos.
PD.: Me gustan los besos, lo que no me gustan son los "kisses". Utiliza el castellano, querida, que es muy rico... como los besos.
Querido Miguel, de usar a veces demasiado castellano rico, debo parar explicaciones para definir palabras… en fin, ya discutiremos un día el empobrecimiento de nuestra lengua, que es un problema. Lo mío sólo son impulsos neológicos, punzadas sajonas o algo… excusable creo.
Algo así me llegó a mí de las pernoctaciones, me lo tienes que contar cuando nos veamos (que en estos días habrá ocasión creo) porque de imaginarme a 300 jóvenes cofrades, en lugares extraños, por aquellas tierras, me dá la risa, y eso que me faltan datos.
Un abrazo
Hoy he tenido suerte, he dado con dos grandes blogs sevillanos al azar. Qué recuerdos tan gratos tengo de la plaza de San Marcos, también tengo una entrada reciente con motivo de mi viaje a Italia, y serán más.
Un saludo y espero que puedas visitarme.
claro que me interesa! y me ha gustado mucho la historia. si es que lo que no le pase a uno viajando no le pasa nunca... me acuerdo de cuando casi me secuestraon en Yakarta...
un beso
h
claro que me interesa! me ha gustado leer tus peripecias por venecia. si es que lo q no le pase a uno viajando, no pasa nunca... me acuerdo de cuando casi me secuestran en yakarta...
un beso
hector
Ya no es viajando, es que lo que no te haya pasado a tí está por inventar Héctor. Me ha encantado tu visita y tu duplicado comentario, jejejeje Espero verte más por aquí, a pesar de todas las obligaciones que tiene un artista multidisciplinar como tú.
Kisses from Seville
Querida GATA a veces pienso que estamos cortadas por el mismo patrón, esas mismas cosas me pasan a mí mismo, suerte que después de unas horas de reflexión siempre sacamos lo bueno y lo bonito que ha retenido la retina. Venecia es perfecta aunque te roben la identidad por arte de magia, al fin y al cabo, yo después de una semana también puedo decir que no se echa tanto de menos.
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