
Podrían decirse mil cosas de ti, aunque lo mismo ya se dijeron todas. Podría saberse más de tu corazón sensible, de aquél trozo de tierra olvidado y recordado por unos y otros… Se podría hablar de la necedad de quienes temían tu pluma, incluso cayendo en el chiste fácil. Por un instante se podría volver a recordar tu ingenio en cualquier faceta, tu amor por el flamenco, por el campo, por la vida.
Son días, en los que como tantos otros, asaltas la mente de muchos, el alma de otros tantos. Es paradójico, puede que con el intento de callarte alzaran tu voz mucho más; y puede que un simple trozo de tierra tome forma de recuerdo que no se deba olvidar, un “memento” latino que quede impreso en la piel de todos aquellos que se acercaron a tu genio, aunque sólo fuera una vez.
MEMENTO
Cuando yo me muera
enterradme con mi guitarra
bajo la arena.
Cuando yo me muera
entre los naranjos
y la hierbabuena.
Cuando yo me muera
enterradme si queréis
en una veleta.
¡Cuando yo me muera!
Federico García Lorca
Poema del cante jondo
Son días, en los que como tantos otros, asaltas la mente de muchos, el alma de otros tantos. Es paradójico, puede que con el intento de callarte alzaran tu voz mucho más; y puede que un simple trozo de tierra tome forma de recuerdo que no se deba olvidar, un “memento” latino que quede impreso en la piel de todos aquellos que se acercaron a tu genio, aunque sólo fuera una vez.
MEMENTO
Cuando yo me muera
enterradme con mi guitarra
bajo la arena.
Cuando yo me muera
entre los naranjos
y la hierbabuena.
Cuando yo me muera
enterradme si queréis
en una veleta.
¡Cuando yo me muera!
Federico García Lorca
Poema del cante jondo
Foto: Publico.es