sábado, 2 de febrero de 2008

Ya queda menos



En estos días, que ando tan agobiada, que las horas de sueño son escasas, que el trabajo es mucho, y el trabajo acumulado es mucho más… Cuando por las mañanas lo veo todo gris marengo y mi mirada se pierde mareada en una página de word, yo, afortunada de mí, tengo algo que me ayuda a querer llegar al final, una luz al final del túnel, o un premio al final de la cucaña (lo dejo a la elección de lo trianero que sea cada uno). Es la Semana Santa. Tal vez, los que me conocéis algo menos os extrañéis, pero me encanta. Yo, que soy tan republicana, me muero por ver aparecer a la Amargura en medio de su silencio blanco, y comentar con Miguel el nuevo mantolín del San Juan, que espero que José Ramón esté a punto de rematar. También con mi querido amigo, me vuelvo mala, y frivolizamos puntuando la calidad del incienso y por supuesto, la de las bandas… Estoy deseando que llegue el Martes Santo, que por difícil que sea la situación, espero que tengamos un día bueno, y con sol. Chocará a algunos, que yo, que me revelo tanto, y detesto el borreguismo de las masas anestesiadas, dejaré escapar dos lágrimas, junto al monumento de Juan de Mesa, cuando la Soledad, otro año más, entre en San Lorenzo, con el eco de una saeta del Sacri, y me invada la nostalgia de toda esa Semana que se va… Pero no puedo pensar ya en el final, cuando lo que me emociona es el principio y todo lo que tengo por delante. Ir al barrio de Carmen, y cumplir la promesa que cada año le hago a Santizo de que iré a ver su cofradía en sus calles. Esther este año hace Estación de Penitencia por primera vez a la Metropolitana; le queda un caminito largo, pero podrá contar a sus nietos como acompañó a su Hermandad en su primera salida procesional a la Catedral.
Veré a gente que el resto del año veo menos, mi solapa se llenará de lacitos, y haré fotos, disfrutaré de la Plaza de San Pedro en silencio y a oscuras, estrenaré zapatos y llegaré a casa cansada, perfumada de incienso, del olor de los cirios, de las calles… cansada y feliz, como los naranjos del centro que con suerte inundarán de azahar el aire. Volveré a ver esa escena tan subreal, cuando un padre, con su niña en la mano izquierda, su cámara en la derecha, se acerque a Miguel, y tras constatar que es él, Isra, el de Arrayán, el que ve en su casa todas las noches, es él; y cuando le pida que se haga una foto con su niña, él, entre halagado y tímido dirá eso de: si, pero un momento, que está pasando la Virgen de la Hiniesta, ahora me la hago…
Todo esto son anécdotas, banalidades y pequeñas historias de la semana más larga y más corta del año para mí, y son una parte muy superficial de todo lo que implica.
Ando transcribiendo la entrevista de IO, no he tocado el trabajo de PB, y tras la guía de AUC me queda otro de esta asignatura, y algunos más de otras… pero al menos pienso que ya queda un día menos.
Acabo de venir de pasear y almorzar por el centro; en la esquina de la Avenida de la Constitución con García de Vinuesa, había un puesto de incienso. Miguel y yo hemos aspirado todo lo posible, imaginando esa misma Avenida llena de nazarenos, de gente y del propio incienso. Pasando por la Plaza de San Francisco, estaban montando un escenario, creo que para algo del carnaval. Miguel me ha dicho que él no lo veía porque se imaginaba allí a la Estrella, yo sólo he podido volver a pensar eso, ya queda menos.


P.S. Según he leído, otro Miguel, ese que todo lo ve y oye, anda con un texto guardado para dentro de un mes o así. Y aunque ansío leerlo, bien sabes que tú eres de esas personas que puede dormir y que no tienes que justificarte ante nadie. Un beso muy grande y ya nos veremos pronto.

11 comentarios:

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Bonito relato de tu esperada Semana Santa que está a la vuelta de la esquina. Son las cosas que tiene esta vida, se meten en las venas y forman parte de nosotros , lo queramos o no.
Ahora bajo y le doy ese beso a María de tu parte.
Besillos alcalainos para tí.

Paços de Audiência dijo...

Vamos a ver. A mí me encanta la Semana Santa. Y sin embargo ya no creo en nada. Sin embargo, la Semana Santa es fundamentalmente una fiesta.

Es el Carnaval de Sevilla. Donde unos se disfrazan de nazarenos, otros de penitentes, costaleros o de mantilla.

Otros de disfrazan de capillitas, otros de jartibles. Cada cual la vive a su modo.

Otros se disfrazan de ir a ver la Semana Santa y lo único que ven es un culo de un vaso, el del cubata.

La verdad es que yo soy muy aficionado. Pero con tanto cani por la calle, siempre es un milagro que termine la Semana Santa sin que te peguen una ostia. Y no exagero.

De todas formas, este año, ni saldré a la calle. 2 meses después, en mayo, tengo el último examen de la oposición. Y si apruebo, es tener garantozado un sueldazo hasta los 70 años. Así que es mucho lo que me juego.

Y sobre la Semana Santa, espero que la veas en buena compañía. Porque eso es lo fundamental para ver la Semana Santa, la persona que lleves a tu lado. Que sea tan jartible como tú. Porque sino...

mariapán dijo...

La Semana Santa fue muy importante para mí, en casa de mis padres se vivía de manera muy arraigada y,aunque ya dejé de creer en todo lo que creía antes, cuando veo a la Virgen de las Angustias encontrarse con el Cristo de la Salud en la esquina de la calle Veracruz no puedo controlar que la carne se me ponga "tipo gallina del puchero". Desde otra perspectiva y, algunos años más tarde, no pienso perderme el viernes santo de mi pueblo: pese a quien pese, es un teatro que a mi me encanta...
Besitos guapa

Anónimo dijo...

Muchitas gracias por incluirme en tu blog.
Espero q eso no se quede en más que palabras y que de verdad vengas a mi barrio. No te decepcionarán mi dolorosa y mi cautivo.
Un besito, el miércoles te veo.

Anónimo dijo...

Si en todo lo que me incluyas es así de hermoso...ojalá salga en todos los relatos! Por supuesto que contaré mi experiencia, aunque antes que a mis nietos...te tocará escucharla a ti(q ya no estoy muda) me cansaré, lloraré, regresaré a mi casa casi sin pies...pero aún así creo q es lo más bonito q podría hacer, porq como has dicho..en esa semana se respira otro aire. Espero verte ese día, saludarte y darte un "chocobon" ya que voy a ser un poqito especial y no daré caramelitos jejeje.
Muxs bsits!!

Antonio dijo...

Muchos llevamos esa pasión en las venas y no queremos soltarlas aunque otros quieran vernos fuera por no comulgar con ruedas de molino.

En Semana Santa tengo una sensación de libertad, de rebeldía en mi ciudad, de tomarla, de quererla, de odiar a los que sólo la ven con un prisma cerrado. Adoro la Semana Santa. Es una fuente de vida.

Es la rebelión del pueblo andaluz, como es el carnaval, dos caras de la misma moneda, sino comprueba tu misma que grandes chirigoteros son entusiastas de la pasión de Cristo, visto con nuestros ojos de bambalinas y chorreones de cera.

Me alegra haber conocido este caótico lugar.

Saludos
Antonio

M. Andréu dijo...

Nos queda muy poco, muy poco para compartir varias tardes juntos, en la estrechez tan deliciosa que nos ofrece la Avenida.
Gracias por tus palabras. las tomo como de quien vienen: alguien con los pies encima de los zapatos.

Un beso fuerte.

el aguaó dijo...

Primero, felicitarte por tu blog. Me ha gustado mucho. He leído varias entradas y debo darte la enhorabuena.

Segundo, darte las gracias por tu felicitación en mi blog.

Tercero, la Semana Santa es algo especial. Me alegro que te guste, pues ya tenemos otro detalle más en común. Yo también la espero con ansia. La verdad es que ahora empieza un periodo que me apasiona. Cambia el olor de la ciudad. No huele a azahar, pero tiene que ver con él. No huele a miel y vino pero se puede degustar en el ambiente. No huele a racheo de calles en silencio, pero se puede escuchar. No huele a ninguna de estas cosas, pero huele a todas.

Huele a vísperas, y a mí, me encantan.

Me ha gustado mucho tu blog. Prometo volver. Te doy mi más sincera enhorabuena. En cuanto a mi humile rincón, vuelve cuando quieras, pues es tu casa.

Un beso.

La gata Roma dijo...

Muchas gracias a todos. A la madre y la hija poco os puedo decir, sabéis lo que me gustan vuestras visitas. Cabezota no sabe lo jartible que puedo llegar a ser, y lo mona que estoy cuando en esa semana me disfrazo de... bueno, no tengo muy claro el tema de las etiquetas sociales; aunque los canis, y sin comillas ni cursivas porque eso ya es una palabra de pleno derecho, los canis a ver si se van a Matalascañas, a la casa que tiene allí el Negro, y con el Chino, el Kabra y su primo el Patas, la lían allí de gordo.
En un plano más formal, agradezco al Callejón de los Negros, que encontrase un sitio en mi caos para acomodarse. Al igual que al velazquiano blogero, todo un placer para leer. La entrada que me has enlazado me ha gustado tanto que me ha parecido verle incluso el color de los pregones que me gustan. A Carmen y Esther les mando el beso que mañana les daré en clase, y prometo cumplir lo dicho. Miguel, es él, y ya sabe tanto de mí, de lo que pienso y siento, y nos quedan tardes para compartir opiniones y caramelos de Filella...
Un abrazo

Anónimo dijo...

Querida amiga:

Desde el día que te conocí sabía que eras una persona especial. Me encanta tu blog. Siempre ha sido un gustazo hablar contigo y sobre todo escucharte. Espero poder darte hoy ese abrazo que dices.

La señora de los precisos apellidos.

Besitos.

Híspalis dijo...

¿Qué buen cofrade con conoce a Santizo? Gata Roma me has puesto los pelos de punta leyendo tu entrada. Verdaderamente ya falta poco, ya queda menos para que Sevilla cuente que la primera ya está en Campana... Felicidades por el blog, precioso, interesante y profundo.

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