
Yo vivo en un edificio con muchos vecinos, algunos más pobres, otros más ricos, jóvenes y viejos, pero intentamos llevarnos bien y más o menos vamos tirando. Tenemos un presidente de la Comunidad, un caballero setentón y muy importante según dicen, yo no lo tengo muy claro porque nunca he entendido bien lo que hace. Él no paga nada, por lo visto es nuestra obligación porque él hace mucho por nosotros… Yo no lo tengo muy claro, en mi edificio casi todo lo resuelve un administrador que tenemos, un chico de León de ojos claros. El caso es que el presi tiene un hijo, un cuarentón con dos hijas, casado con una muchacha bajita de pelo claro. Por lo visto él algún día será nuestro presidente. Parece raro que en el siglo XXI no funcione todo por algo democrático como el sufragio universal. Siempre que digo esto mi mamá me dice que si se eligió pero por lo visto en aquel tiempo mi comunidad no pasaba por un buen momento, y además me parece que de eso ha pasado ya mucho tiempo.
Todos viven muy bien. Cuando su hijo se casó pagamos la boda entre todos aunque casi ninguno fuimos invitados, él nos mandó unos videos y unas cosillas para que viésemos que bien había salido todo y lo bien que se lo habían pasado.
Pues resulta que nos ha mandado unos videos ahora, contando lo bien que está con sus hijas, y lo felices que son. Muchos parecen estar muy contentos pero yo la verdad es que no sé, será que estoy tan ocupada que no me alivia ni reconforta en nada ver como leen cuentos en una mesa de camilla años sesenta, o como la mal educada de su hija mayor monta en bici…. No quiero que nadie se ofenda, pero yo a veces me siento ofendida cuando me intentan vender cosas así. Tener la sangre tan tricolor choca con la prensa cortesana que inunda los medios, y tampoco hay que ser extremista, no le deseo ningún mal a nadie, pero no voy a dar palmas por un montaje, porque dudo mucho que tengan esos muebles que de humildes rozan lo cutre…
Si acaso otro día podría entretenerme en contar cuando el hijo se independizó, y le construimos un chalé en el ático. A mi también me gustaría independizarme así pero se vé que en la aldea global en la que vivimos, aún importa la cuna.