
La red inalámbrica “Biblioteca” tiene seguridad habilitada… por tanto, colgaré esto más tarde. Debería andar con las unidades de convivencia generadas por la sociedad… pero no puedo más.
Soy una neurótica, neurótica corregida o tal vez sólo controlada; por eso modero mis impulsos. Aquí, en este templo del silencio, yo siento ganas tremendas de reír, o de algo peor, tal vez ponerme a gritar… Para colmo por los balcones que dan a la calle veo la calle Feria, ahí es nada… yo estaría mucho mejor en El Ambigú, o tomando café en el Horno Monte-Sión… El sol burlón atraviesa los cristales, invitándome aún más a dejar el maletín aquí tirado e irme a disfrutar de un día digno de Domingo de Ramos, o de Viernes Santo, que se merecen un día así.
El trasiego animado de esta calle y las campanas de Omnium Santorum me hacen confirmar que no sirvo para estar concentrada aquí, yo soy una persona de atención dispersa, y aquí me disperso más aún. Para colmo esta noche hay traslado del Amor, y yo estaré repasando y estudiando para ese examen que más que difícil es feo.
Mi mp3 se acaba de quedar sin batería…, y así pierdo otro aliciente… Bajaría a tomar algo, antes de que me dé el síndrome de la clase turista aquí sentada, pero temo no ser capaz de subir. Sigo aquí, con mi neurosis contenida, envidiando a los que guardan sus cosas y se van, que cada vez son más. El sol hace rato que se fue, y ya se han encendido las farolas. No paran de pasar autobuses en los que podría huir, pero soy una chica responsable, una chica responsable con un examen feo mañana y con una disciplina de estudio desequilibrada pero eficaz. Si esto último es cierto, en breve se acabará este mal trago, y usaré la calle Feria para lo que está, para ir a Casa Jeromo; mientras tanto sólo queda cambiar de postura, suspirar, cargar el mp3, soñar con incienso y volver a: generadas por la sociedad, estas unidades atienden a colectivos específicos…
En una de estas, Susana ha bajado a hacer fotocopias, y además de tochos insufribles nos ha traído unos regalos (de esos que Anmi llamaría kichs) con los que hemos estado tonteando un rato como preadolescentes pavas ¡Son bolígrafos con sellos! El mío tiene a La Sirenita… Ante un momento de hastío, algo así es capaz de hacer que al menos te rías un rato.