
Las noches de verano no son siempre sueños como el de Shackespeare; siendo realista, y por desgracia, no todas las noches puedes adentrarte en el bosque al encuentro con Titania… Por eso, entre unos y otros buscamos alternativas, y así, pasada la media noche estás tomando un té con una antología poética de Luís García Montero sacada de la biblioteca. A la luz de una vela, esa amiga que comparte conmigo tantas cosas, empezando por las iniciales, me regaló un poema, con la voz prestada de Jesús (Coko) diciéndome que me iba a gustar, porque a ella le recordó a mi. Cuando escuché el primer verso estallé en una carcajada, cierto y certero, como una estocada. Era un verso viejo en un poema nuevo para mí; verso viejo porque ella pensó que dibujaba un tiempo pasado, en el que yo tropezaba en cada despedida y casi en cualquier nuevo saludo; poema nuevo porque no lo conocía. Lo mejor es que aunque todo ese pasado, ya ha pasado, perdón por el pleonasmo, sigo teniendo cierto problema con el tema de las despedidas, como alguna vez he contado… Y tal vez Luís García Montero es igual que yo, o yo igual que él, o él y yo somos igual que muchos, que encuentran en versos refugio de alguna carencia, como el frío de las palabras que te quedan dentro, con la torpe inexistencia de los malentendidos, y con todo ese cúmulo de cosas que como dice el título, serán geografía personal.
En la poesía de mis cajones se encuentran poemas de todo tipo, la de hoy sería poesía regalada, que yo a mi vez le devuelvo a ella, dedicándosela por haber sacado aquel libro de la biblioteca, por el poema y por esas noches de verano en las que no encontramos a Titania.
PROBLEMAS DE GEOGRAFÍA PERSONAL
Nunca sé despedirme de tí, siempre me quedo
En la poesía de mis cajones se encuentran poemas de todo tipo, la de hoy sería poesía regalada, que yo a mi vez le devuelvo a ella, dedicándosela por haber sacado aquel libro de la biblioteca, por el poema y por esas noches de verano en las que no encontramos a Titania.
PROBLEMAS DE GEOGRAFÍA PERSONAL
Nunca sé despedirme de tí, siempre me quedo
con el frío de alguna palabra que no he dicho,
con un malentendido que temer,
ese hueco de torpe inexistencia
que a veces, gota a gota, se convierte
en desesperación.
Nunca se despedirme de tí, porque no soy
el viajero que cruza por la gente,
el que va de aeropuerto en aeropuerto
o el que mira los coches, en dirección contraria,
corriendo a la ciudad
en la que acabas de quedarte.
Nunca sé despedirme, porque soy
un ciego que tantea por el túnel
de tu mano y tus labios cuando dicen adiós,
un ciego que tropieza con los malentendidos
y con esas palabras
que no saben pronunciar.
Extrañado de amor,
nunca puedo alejarme de todo lo que eres.
En un hueco de torpe inexistencia,
me voy de mí
camino a la nada.
Luís García Montero
Luís García Montero
Imagen: A Despedida -Lucemar de Sousa-