sábado, 16 de febrero de 2008

Historias de Martes Santo



Hace un par de años, mi hermano vivió el Martes Santo más angustioso de su vida, o al menos el más diferente, ya que por primera vez en toda su vida, no acompañaba a San Esteban, ni como nazareno, ni como acólito… Ni siquiera estaba en Sevilla. Se encontraba en Alicante, con otra de sus grandes pasiones, que es el teatro. Él regresaba justo la noche de aquél Martes, aunque su autobús llegó tras el milagro en el que un Palio encoje, una ojiva se agranda y una calle tiene el corazón en la garganta.
Estábamos en la Plaza del Salvador, saludando a amigos y hermanos, disfrutando del sol iluminando el paso de misterio, y yo para hacer partícipe a mi hermano le llamé. Iba medio dormido en el autobús, y cuando le desperté con Virgen de los Reyes de fondo, casi se echa a llorar. La banda paró de tocar, y varios músicos estaban parados delante de mí, mientras yo lo consolaba, porque aún no había llegado a Murcia. Conozco a algún músico que otro en esta agrupación, pero aquél día no me hizo falta. El músico que estaba delante de mí se interesó por mi conversación, le pasé a mi hermano, que creo que en este momento comenzó a llorar. Lo mejor fue que hablando yo con este, empezó a correr la voz entre los compañeros del drama humano telefónico que estábamos viviendo, y estos empezaron a decir que la siguiente marcha se la iban a dedicar. La banda empezó a tocar, mientras el paso se alejaba, un quinceañero en autobús sentía El Salvador cerca y lejos, y VR sonaba mejor que nunca (ya lo decía el anuncio, no hay montaña lo suficientemente alta, ni valle lo suficientemente hondo…)
Lejos quedaba ese niño grande del autobús, de ese mismo que con dos o tres años, un Martes Santo, en una de esas paradas en que las madres los sacan para merendar, rompió en esa mítica rampa su varita, separando la caña de la galleta… Y es que los niños por muy cofrades que sean, son cofrades y son niños, y por eso, a veces, cuando son mayores lloran.

15 comentarios:

El vecino del 4º dijo...

tierno, tremendamente tierno...no hay mayor ternura que apreciar sentimientos en la otra persona, sin esperarlos, de imprevisto...en fin...

besos

tu vecino del 4º

M. Andréu dijo...

Algunas veces me he querido imaginar lo que sería un Martes Santo lejos de Sevilla: algo terrible.

Hoy estoy, después de leerte, un poco más tranquilo: sé que, al menos, tú me llamarías por teléfono.

Un beso.

Antonio dijo...

Una vez estuve fuera un Martes Santo.

Me recorría un sentimiento de soledad...

Saludos
Antonio

Pedro Estudillo dijo...

Tu hermano tiene mucha suerte de tener una hermana como tú y tantos amigos que lo aprecian. Es bueno leer de vez en cuando historias de jóvenes tiernos y sentimentales, en contra de todo lo que nos quieren vender sobre la juventud desde los medios de comunicación.
Un beso muy fuerte, y gracias por tu visita y comentarios.

aiNOha dijo...

San Esteban... que maravilla..
Me ha encantado Gata Roma, pobrecillo tu hermano =(
Gracias a Dios no sé lo que es estar lejos de Sevilla en Semana Santa, aunque si te digo que un año no pude hacer estación de penitencia por motivos de salud, y fue el peor día y año de mi vida...

Un besito muy grande

mariapán dijo...

...bueno,bueno...¡qué se note que sois sevillanos!jejeje...La verdad es que entiendo perfectamente todo eso que os pasó, pero lo que más me gusta es la complicidad entre hermanos; yo la tengo y es de las cosas que más quiero en este mundo MUNDIAAAAL...
besitos guapisima que me pongo con auc...jajja

el aguaó dijo...

Qué especial querida Gata. Tu texto y tú misma. Ese gesto te honra. Me ha encantado.

Bellísima complicidad.

Has conseguido emocionarme. Gracias.

Un fuerte beso.

P.D. Cuando Virgen de los Reyes toca y San Esteban se acopla, se ponen los vellos como alcayatas.

Maru Serrano dijo...

Precioso, al igual que el martes santo de Sevilla que es sin duda uno de los días grandes de la Semana Santa. No he visto nunca salir San Esteban, es una asignatura pendiente

Paços de Audiência dijo...

Creo que el Señor de la Ventana es la imagen que más veces he visto de Sevilla. Entre que vivo a 10 minutos, es mi entrada para el centro y otras cosas de mi vida.

Y entre esa maravillosa pollería y la Plaza de Pilatos. Bueno, algún día hablaré. No quiero que me inunde la nostalgia. Que no siempre es buena.

Preciosas palabras para tu hermano. Yo este martes estaré en Sevilla. Entre libros. Tendré Domingo de Ramos. Un poquito de Lunes Santo. Pero me temo que ya el Martes andaré entre libros.

Que tristeza.

La gata Roma dijo...

Gracias vecino por tu visita, y sí, a veces las cosas son así de espontáneas.
La verdad Pedro, no sé si mi hermano piensa en la suerte de tenerme pero bueno. Y si es cierto que las series, los anuncios y los generadores de tópicos que nos rodean, no dicen que ese rapero que escucha música a un volumen infernal y que podría beberse cinco litros de Coca Cola en diez minutos, a veces tiene sentimientos, y pensamientos algo profundos.
Yo aún no sé lo que es eso Antonio, espero no verme en el trago.
Miguel, claro que te llamaría, y ya me las buscaría para hacerte llegar una levantá, una marcha o algo.
Gracias Ainoa, y a mí también me dá pena, pero este año mi hermano se pierde el Domingo de Ramos por una competición deportiva; se vé que tiene mala suerte, pero al menos está aquí el resto de la Semana.
María, la verdad es que mi hermano y yo tampoco somos un ejemplo de nada, pero si que hay complicidad. Supongo que venía con el contrato, o porque estas cosas, como el buen vino, mejoran con el tiempo. Por cierto, sobre el post anterior te diré que no lo leí, me quedé en El Alquimista, pero apunto tu recomendación.
Aguaó, las gracias siempre a ti. Y sobre el post anterior te diré que puesta a pedir, algo con chocolate estaría bien.
Criticona, yo no soy objetiva si hablo de la salida o la entrada de San Esteban, lo mejor es que lo compruebes por ti misma, aunque lo malo es que tendrás que ir con tiempito.
Cbezota, ya te dije en tu blog lo que te envidio, y sobre tu historia… Yo soy como Homer, y con las pinceladas que me has dado me hago mi propia película mental, así que algún día me la tendrás que contar, aunque por otro lado quizás la mía es mejor, jejejeje
Kisses a todos.

Anónimo dijo...

Llevo casi once años sin poder vivir la Semana Santa de mi Ciudad en directo, pero siempre hay alguien como tú, hermana o amiga, que me hace una llamada para compartir el sonido y la emoción del momento.Aún así, trato de recrearla allá donde esté siguiendo algunas de nuestras tradiciones.
Este año volveré a vivirla in situ.

Nosotras mismas dijo...

Pasaba a saludar y a llevarme tu post para leerlo más tarde, ahora las obligaciones me hacen posponer los buenos momentos.

Un abrazo

Reyes dijo...

Los recuerdos que vives de niña en Semana Santa, se quedan para siempre, sea tu la protagonista u otra persona.
Mucho me temo que este año voy a llorar mucho el Martes Santo cuando vea una tunica guardada....

Antonio dijo...

Dama, al menos este nazareno de terciopelo morado y túnica almidoná se acordará de tu nazareno cada vez que vea unos ojos infantiles brillar entre el público. Cuenta con ello.

Saludos
Antonio

Híspalis dijo...

Al menos sabremos que si algún día estamos lejos tu teléfono podrá ponernos los pelos de gallina. Precioso texto. Has logrado emocionar al respetable. Enhorabuena. Felicidades por la entrada.

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