miércoles, 9 de noviembre de 2011

Emma – Jane Austen

La señora Bates, viuda de un antiguo vicario de Highbury, era una señora muy anciana, incapaz ya de casi toda actividad, excep­tuando el té y el cuatrillo. Vivía muy modestamente con su única hija, y se le tenían todas las consideraciones y todo el respeto que una anciana inofensiva en tan incómodas circunstancias puede suscitar. Su hija gozaba de una popularidad muy poco común en una mujer que no era ni joven, ni hermosa, ni rica, ni casada. La posición social de la señorita Bates era de las peores para que go­zara de tantas simpatías; no tenía ninguna superioridad intelectual para compensar lo demás o para intimidar a los que hubieran po­dido detestarla y hacer que le demostraran un aparente respeto. Nun­ca había presumido ni de belleza ni de inteligencia. Su juventud había pasado sin llamar la atención, y ya de edad madura se había dedicado a cuidar a su decrépita madre, y a la empresa de hacer con sus exiguos ingresos el mayor número posible de cosas. Sin embargo era una mujer feliz, y una mujer a quien nadie nombraba sin benevolencia. Era su gran buena voluntad y lo contentadizo de su carácter lo que obraba estas maravillas. Quería a todo el mundo, procuraba la felicidad de todo el mundo, ponderaba en seguida los méritos de todo el mundo; se consideraba a sí misma un ser muy afortunado, a quien se había dotado de algo tan valioso como una madre excelente, buenos vecinos y amigos, y un hogar en el que nada faltaba. La sencillez y la alegría de su carácter, su temperamen­to contentadizo y agradecido, complacían a todos y eran una fuente de felicidad para ella misma. Le gustaba mucho charlar de asuntos triviales, lo cual encajaba perfectamente con los gustos del señor Woodhouse, siempre atento a las pequeñas noticias y a los chismes inofensivos.
La señora Goddard era maestra de escuela, no de un colegio ni de un pensionado, ni de cualquier otra cosa por el estilo en donde se preten­de con largas frases de refinada tontería combinar la libertad de la ciencia con una elegante moral acerca de nuevos principios y nuevos sistemas, y en donde las jóvenes a cambio de pagar enormes sumas pierden salud y adquieren vanidad, sino una verdadera, honrada escue­la de internas a la antigua, en donde se vendía a un precio razonable una razonable cantidad de conocimientos, y a donde podía mandarse a las muchachas para que no estorbaran en casa, y podían hacerse un pequeña educación sin ningún peligro de que salieran de allí convertidas en prodigios. La escuela de la señora Goddard tenía muy buena reputación, y bien merecida, pues Highbury estaba conside­rado como un lugar particularmente saludable: tenía una casa es­paciosa, un jardín, daba a las niñas comida sana y abundante, en ve­rano dejaba que corretearan a su gusto, y en invierno ella misma les curaba los sabañones. No era, pues, de extrañar que una hilera de a dos de unas cuarenta jóvenes la siguieran cuando iba a la iglesia. Era una mujer sencilla y maternal, que había trabajado mu­cho en su juventud, y que ahora se consideraba con derecho a permitirse el ocasional esparcimiento de una visita para tomar el té; y como tiempo atrás debía mucho a la amabilidad del señor Wood­house, se sentía particularmente obligada a no desatender sus invi­taciones y a abandonar su pulcra salita, y pasar siempre que podía unas horas de ocio perdiendo o ganando unas cuantas monedas de seis peniques junto a la chimenea de su anfitrión.

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No voy a descubrir a estas alturas de la vida a Jane Austen, pero ciertamente a veces me admira como en trazos aparentemente simples se mezcla la sensibilidad, la inteligencia y la ironía, todo rematado con historias de amor y finales felices…
Personajes que siglos después, me parecen hasta fácilmente reconocibles.

10 comentarios:

Juanma dijo...

Nunca nos enteraremos de que el secreto está en eso, en lo sencillo...

Bueeeeno, no me pondré tan pesimista: espero que algún día nos enteremos de que lo sencillo es lo relevante. Tan difícil no es, ¿no? ¿o sí?

Besos.

Patri Hache dijo...

Jane Austen es gigante. Entre Emma y Orgullo y prejuicio podríamos pasarnos meses alabándola.


=)

Romani dijo...

Me uno a la merecida alabanza de la gran Jane, y te agradezco la recomendación del blog Hablando de Jane. No lo conocía y es curiosísimo.

¡Felices lecturas!

Besos.

E..P.. dijo...

Hola La gata de Roma.
De Jane Austen no he leído nada.
Eso si me he informado para poder comentar,( sinceridad ante todo).
Si no me equivoco, si lo hago discúlpame, es una obra de hace algunos añitos, en concreto del 1815, una novela cómica. Escrita con gran habilidad.
Sin duda tomo nota para la próxima.
Saludos amiga.

La gata Roma dijo...

Juanma, a veces es complicado… Creo que para esa sencillez compleja hay que nacer… Eso no se aprende en escuelas de escritores y similares.

Patri, totalmente de acuerdo. No sé si lo conoces, pero si no es así, te recomiendo un blog que me recomendaron a mí hace tiempo: http://hablandodejane.wordpress.com/
Un espacio consagrado a Jane Austen muy completo lleno de curiosidades.

Si Romani, a mí me lo recomendó Luís Calleferia, y la verdad es que me encanta de vez en cuando perderme en las curiosidades de Jane, las recetas, las cartas…

E.P. la sinceridad ante todo es lo mejor. Sí, es una autora con unos siglos ya, muy inteligente y con gran capacidad de introducir comedia o ironía en obras que a simple vista son amorosas…


Kisses

Atlántida dijo...

Estoy contigo, siempre me ha parecido que a pesar de los siglos las personas somos los mismo y nos movemos por las mismas inquietudes, quizás el contexto sea diferente, pero la búsqueda del amor sigue estamdo presente y las vidas sencillas son las que plagan el planeta.

impresiones de una tortuga dijo...

Pués me voy rauda y veloz a curiosear al blog de Jane.
Lo sencillo... ¡AY!. ¡cuando aprenderemos!.
Un abrazo, gatita.

Naranjito dijo...

Querida Gatilla, perdoname mi "ignorancia masculina", pero a mí me sonaba Jane Austen a "libros para mujeres". Pero tranquila que poco a poco, y grácias a tu recomendación, iré aprendiendo cosas nuevas. Eso de mezclar ironía y comedia me biene que ni pintado.
Un abrazo.

Isabel Barceló Chico dijo...

Jane Austen es mi escritora favorita, siento por ella una admiración enorme. Su capacidad para crear interés y tensión narrativa en los pequeños acontecimientos de la vida cotidiana es extraordinaria, sigue siendo una gran maestra. Orgullo y prejuicio es, de sus novelas, la que más me fascina. Un abrazo.

La gata Roma dijo...

Rebeca, totalmente contigo. A veces incluso por eso me fascina más la literatura no actual, por la pureza de algo que me parece contemporáneo, y el atractivo que me supone un contexto desconocido….
Tortuga, seguro que te gusta, es un sitio realmente curioso y muy entretenido, o al menos a mí me lo parece.
Naranjito, no te creas que eres el único, yo creo que está muy extendido ese pensamiento. Son protagonistas femeninas desde luego, pero no me gusta pensar que los libros son de género. Yo he leído muchos libros que podrían considerarse de hombres y me encantan; incluso me gustaría escribir yo algo poniéndome en la piel de uno, aunque eso podría ser más difícil…
Isabel, lo has descrito a la perfección. Además, me ha recordado algo a ti, también creas mucha expectación en tus capítulos aunque coman o se estén vistiendo… Puede también que sea lo que le he dicho a Rebeca, me llaman mucho la atención esos datos de un contexto tan diferente al mío…

Kisses a todos

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