Esa noche queríamos salir para Roma. Habíamos visto que había un tren nocturno, y a primera vista parecía una idea cuanto menos emocionante… Estábamos pensando si coche-cama, o si conformarnos con asientos… Que monas y que ingenuas que éramos… En Italia hay una palabra clave: pernotazione Podría traducirse en reserva… Resulta que tú compras tu billete y luego pernotas tu plaza, es decir un asiento. Algunos tipos de trenes la traen incluida y otros no; este era así, de forma que al comprar el billete nos dijeron que billete si teníamos pero sitio no. Llamamos a un amigo erasmus que nos dijo que no era tan grave, que la gente sube y baja y siempre quedan asientos libres. Confiadas en eso, compramos nuestro destino a Roma. Al salir yo no tenía ganas de recordar que andaba sin una tarjeta identificativa en el país de Berlusconi y estaba pensando si ir a la comisaría o no. No hizo falta, estábamos en estas cuando a lo lejos se oía:
- ¡Ragazzi, ragazzi! - hago un inciso para recordar que guapo era el carabinieri, y vaya uniforme que tienen… Resulta que esa mañana habían encontrado todas mis tarjetas, documentación etc. En una cabina telefónica de la estación. Todo menos la cartera, que como era algo fea, casi me alegré. En fin, la vida tiene estas cosas, y yo suelo caer de pié…
Recogimos nuestras maletas y recordaré siempre como me alegré en el hotelito al ver en la tele que Rafaella Carrá, imborrable recuerdo de mi infancia, seguía viva y en activo, con un programa que veía la nonna dueña de aquello mientras cenaba su sopa de sobre. Es una despedida algo sui géneris de Venecia…
Miré el pasillo, supuse que era pasillo aunque no había un trozo libre. No me dio tiempo a decir nada; me asaltó una frase que oí luego muchas veces:
- ¿Eres española? Entiendo que no tengo rasgos nórdicos, pero no me consideraba tan castiza como para llevarlo escrito en la cara. El tipo me dijo que los pobres nos quedábamos allí. Empecé a acordarme de mi amigo el erasmus y a pensar que eso de que siempre había asientos libres era relativo. El italiano se llamaba Pepe, que es lo que tiene, te vas buscando el mítico italiano guapo llamado Paolo y resulta que el Giusseppe de turno prefiere que lo llamen Pepe porque suena más español. Viajaba con su amigo Mario, ambos ingenieros que trabajaban en Mestre e iban a Nápoles a pasar el puente en sus casas. Cuando Pepe dijo lo de los pobres era cierto, era como la tercera clase del Titanic, un pasillo muy estrecho y al otro lado los compartimentos de la gente inteligente que compra sus billetes con antelación. Por otra parte habría sido fácil colarse porque el revisor ni lo vimos, claro, no podía pasar, literalmente no cabría. Pasamos toda la noche hablando, sentadas en la maleta, sentadas por turnos en un asiento plegable de la pared, durmiendo de pié,… Recordaré aquello toda mi vida, por subreal sobre todo.
Llegamos a Roma con Luca, un militar de Treviso que también venía en aquel tren. Nos bajamos en Roma-Tiburtina, una especie de apeadero fuera de la ciudad. El frío, la niebla del amanecer, el cansancio y las cabezas bajas hacían de aquello una escena de película de los años 40.
Dedicamos el día a buscar hotel, ver algo de Roma, comer, y sobre todo, en la vida podré olvidar aquella ducha en ese pequeño hotel, con toallas romanas, de esas de tela… Y después de ese baño digno de Faustina, dormí, recuerdo que dormí como si lo hiciera por primera vez. Entiendo que es algo extraño destacar eso, pero nadie durmió nunca de aquella manera en la ciudad de Rómulo y Remo.
La ventana, la lluvia, hombres con sombrero, motos… Empezaba un nuevo día y estaba en esa ciudad en la que son bonitos hasta los ascensores.
Dedicado especialmente a la señora de preciosos apellidos que ayer demandó otra entrega más de este caótico viaje.
- ¡Ragazzi, ragazzi! - hago un inciso para recordar que guapo era el carabinieri, y vaya uniforme que tienen… Resulta que esa mañana habían encontrado todas mis tarjetas, documentación etc. En una cabina telefónica de la estación. Todo menos la cartera, que como era algo fea, casi me alegré. En fin, la vida tiene estas cosas, y yo suelo caer de pié…
Recogimos nuestras maletas y recordaré siempre como me alegré en el hotelito al ver en la tele que Rafaella Carrá, imborrable recuerdo de mi infancia, seguía viva y en activo, con un programa que veía la nonna dueña de aquello mientras cenaba su sopa de sobre. Es una despedida algo sui géneris de Venecia…
Miré el pasillo, supuse que era pasillo aunque no había un trozo libre. No me dio tiempo a decir nada; me asaltó una frase que oí luego muchas veces:
- ¿Eres española? Entiendo que no tengo rasgos nórdicos, pero no me consideraba tan castiza como para llevarlo escrito en la cara. El tipo me dijo que los pobres nos quedábamos allí. Empecé a acordarme de mi amigo el erasmus y a pensar que eso de que siempre había asientos libres era relativo. El italiano se llamaba Pepe, que es lo que tiene, te vas buscando el mítico italiano guapo llamado Paolo y resulta que el Giusseppe de turno prefiere que lo llamen Pepe porque suena más español. Viajaba con su amigo Mario, ambos ingenieros que trabajaban en Mestre e iban a Nápoles a pasar el puente en sus casas. Cuando Pepe dijo lo de los pobres era cierto, era como la tercera clase del Titanic, un pasillo muy estrecho y al otro lado los compartimentos de la gente inteligente que compra sus billetes con antelación. Por otra parte habría sido fácil colarse porque el revisor ni lo vimos, claro, no podía pasar, literalmente no cabría. Pasamos toda la noche hablando, sentadas en la maleta, sentadas por turnos en un asiento plegable de la pared, durmiendo de pié,… Recordaré aquello toda mi vida, por subreal sobre todo.
Llegamos a Roma con Luca, un militar de Treviso que también venía en aquel tren. Nos bajamos en Roma-Tiburtina, una especie de apeadero fuera de la ciudad. El frío, la niebla del amanecer, el cansancio y las cabezas bajas hacían de aquello una escena de película de los años 40.
Dedicamos el día a buscar hotel, ver algo de Roma, comer, y sobre todo, en la vida podré olvidar aquella ducha en ese pequeño hotel, con toallas romanas, de esas de tela… Y después de ese baño digno de Faustina, dormí, recuerdo que dormí como si lo hiciera por primera vez. Entiendo que es algo extraño destacar eso, pero nadie durmió nunca de aquella manera en la ciudad de Rómulo y Remo.
La ventana, la lluvia, hombres con sombrero, motos… Empezaba un nuevo día y estaba en esa ciudad en la que son bonitos hasta los ascensores.
Dedicado especialmente a la señora de preciosos apellidos que ayer demandó otra entrega más de este caótico viaje.
16 comentarios:
toda una aventura sin duda, transportas y emocionas... vive así la vida o escribela...que no sé cual es la diferencia en tu caso...ya sin duda iré a Italia y en cada pisada recordaré mucha de tus palabras, seguro.
Besos.
tu vecino del 4º
En primer lugar, GRACIAS.
Después te diré que no me parece un viaje caótico, sino maravilloso. Tu edad, el pais, todo. Me imagino que con tu inteligencia, habrás sido capaz de sacar muchas cosas positivas.
Besitos,
Fdo.: La de los apellidos.
Pd. Anímate para el viernes. Va a estar la casa muy divertida. Igual algunos tenemos que estar en la terraza.
¡Genial nena! merece la pena tener viajes de ese tipo, sólo para poder describirlos así de bien ...
Y es que si, Italia es lo que tiene, la cercanía Mediterranea a nuestra genética pero la magia diferente de la belleza estética, país de los sentidos si puede llamarse así, habría que vivir allí para conocerla bien; ¿nos vamos una semanilla? como yo vivo con un espectro y tu madre se enrolla, pues...jajajaja
Buena Semana Santa ¡vívela como a ti te gusta! y luego me la cuentas...
Besitos lindura
Italia es uno de esos viajes que sé que acabaré haciendo algún día.
El tema de los transportes en este tipo de viajes da para mucho. Cuando estuve en Finlandia, un amigo mío decía que sólo nos faltaba ya ir en burro, después de haber viajado en avión, avioneta (la avioneta de la muerte), autobús, coche particular, barca de remos y bicicleta, en sólo 8 días.
Gracias Vecino, y tal vez la diferencia no exista, pero mi vida no es siempre una aventura… Estoy segura de que Italia te va a encantar.
Queridísima R.C.S.P. lo caótico y lo precioso pueden ir de la mano. Con mi inteligencia y la de cualquiera aquello fue muy positivo. Sobre el Viernes lo intentaré, aunque somos unos cuantos, pero al menos yo me pasaré porque aquello va a estar más concurrido que La Casa de Pilatos… Por cierto, esta mañana andábamos en negocios cofradieros con el zapatero que tienes tan cerca, y nos hemos traido algo de azahar del árbol que observaba Miguel; no veas como perfuma el salón.
María, y un més si tu quieres, como mi madre se entere me factura… Sobre la Semana Santa te contaré, aunque los primeros días después de ella estoy algo melancólica.
Ludwig, yo viajé en trasportes relativamente normales, pero lo tuyo si que es para contarlo por lo que veo. Italia es el viaje que todo el mundo debería hacer, aunque sea una vez en la vida; personalmente, tu destino nórdico me llama muchísimo la atención también.
Kisses
Preciosa, a mí no me dijeron eres español, sino eres sevillano, ¿no? en Sicilia. Y yo creía que no tenía ningún rasgo típico. Ayyy, yo quiero estar ya en Roma, porque Italia me puede, siempre. Besitos.
Acabo de leer el comentario que has dejado en mi blog: genial de verdad. NO sé si conoces un cómic llamado V de Vendetta. Si no lo conoces, me encantaría prestártelo: habla de esa falsa sensación de seguridad, de ese bienestar de plástico. En fin, hasta pronto.
entro en plans de viernes por la noche??
me quede esperandote el miercoles por la tarde, no me gusta tener el movil encendido un dia como el de mi cumple, el pq, no lo se...estoy tarada..ya lo sabes!!pero prefiero saber quien se acordo dos dias despues para dar margen alos mas despistad@s..Bueno no teng remedio!!o si pero ya me lo dieron ayer..jajja un buena dosis de tiki taka, a lo andaluz!!juas juas juas
Un beso espero verte estas vacaciones, te debo un Match!!el 30 se vuelve a jugar, asi q ese dia no hay no q valga...sino ya se te pasara el plazo de tu regalo navideño!
Mil besos Mariliendre caotica
Bueno H, cuando se enteran de que eres sevillana es ya aún mejor, jejeje Roma pide a gritos que quien la conozca vuelva, serán esas monedas lanzadas en aquella fuente… Sobre el comic, te reconozco que no me gustan mucho, pero por esas cosas raras de la vida, me invitaron al estreno de la peli, y aunque sé que no es lo mismo, me gustó bastante.
Lú, llamé a Susana para contarle, ayer no coincidimos pero llevé tu regalo. Luego te llamo, a ver si te localizo, jejeje Sobre el viernes, me parece que va a ser que no, planes cofrades de los que no te gustan en principio, pero luego hablamos.
Kisses
Espero que no te enfades, preciosa, pero la película no le llega al cómic ni al pie, así que sigo diciéndote que me encantaría prestártelo pero depende de ti. Ya te digo: a mí me encantaría dejártelo pero tú dirás. Besitos y hasta luego.
Lo que no te pase a ti, no le pasa a nadie.
Feliz Semana Santa. Seguro que es mucho mejor que la mía. Ya me contarás...
estimada felina roma, jajajja pese a mi posición adversaria a las figuras de autoridad, sip querida, algunos hombres con esposas, pistola y uniformado conforman parte de mis fantasías eróticas jejejjejeje.
¿Escena del tren? Pero chica!!! Cómo no hubo cabida a algún affaire espontáneo y único con ésos dos varones??? Nag, nag, nag, hay que estar más atenta para las pasiones en los baños públicos, y más aun en un tren querida, cuartos minúsculos pero capaces de satisfacer cualquier postura.
Sip, se percata uno a simple vista que estoy en alerta felina eh? jejejje
Un beso de perra promiscua!!!
Vayamos por partes querida Gata que tu entrada me ha resutado genial.
En primer lugar destacaré que tuviste mucha suerte y fuiste afortunada al encontrar tu documentación.
La despedida no tiene porqué ser tal. Si vuelves a Venecia era un "hasta luego" empaquetado en un sobre de sopa. O una sopa de sobre, según se mire.
El viaje en tren no tiene desperdicio. Genial. Y Surrealista... no sé por qué pero creo que a Dalí le hubiese encantado.
Y la parte de Roma... me ha encantado. Sé que es el final, y espero que haya otra parte dedicada a la ciudad eterna, pero es que en esa estación de Tiburtina (Triste Tiburtina creo recordar) es donde bajé yo también por primera vez en Roma. Increíble... prossima fermata... Triste Tiburtina.
Lo dicho... espero la tercera parte.
Aprovecho este comentario para desearte una Feliz Semana Santa y Feliz Estación de Penitencia.
Un fortísimo beso amiga mía.
H, es casi infalible, los libros siempre superan las películas.
Gracias Cabezota por tu frase lapidaria, no es la primera vez que me la dicen, y casi yo también lo creo… Ya te contaré, aunque creo que en estos días el caos tendrá menos movimiento, pero visitaré rincones blogosféricos y demás.
Lady, visto lo visto, tu finde promete, jajaja Allí todos pensábamos en el sentido mas literal de una cama porque del sueño acabamos medio dormidos de pié…
Mi querido Aguaó, la verdad es que no lo quiero decir muy alto, pero si que suelo tener suerte… o es eso de caer de pié como los gatos; en ocasiones eso se une con el surrealismo, que es una constante en mi vida, Dalí se habría emocionado más de una vez… Y claro que Roma continúa en otra entrada, aunque también tengo que volver, aquella ciudad también me dijo: hasta luego; supongo que porque para las dos fue una estancia muy corta.
Besos a todos.
la proxima vez que vengas a Roma, dimelo: llevo aqui tanto tiempo para poder afirmar que ningùn sevillano la conoce mejor,a parte el emperador Trajano, claro.
Bueno, puès curioseando por los blogs de la Semana Santa que amo, te he encontrado y me ha hecho gracia lo de "gataroma": aqui de hecho hay miles de gatas y gatos y eso fuè lo que en un primer momento me encantò de esta maravillosa y caotica ciudad. Y despuès los italianos: me casè con dos! Pero no al mismo tiempo, poco a poco y uno despuès del otro.
Y como dicen que no hay dos sin tres... Pués quien sabe...
Marina
Con lo que me ponen los hombres de uniforme! toda mi atención se ha despertado al leer lo guapo que era el polícia ¡y que suerte la tuya de encontrarlo todo! yo sólo he conseguido renovarme la tarjeta de la seguridad social de momento, el monedero y poca cosa más.
El novio de mi prima también se llamaba Giusseppe pero él quería llamarse Pepe y era de Napolés ¿alguna cosa en la alimentación de los italianos? ja,ja
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