
El 2008 no fue del todo malo, sobre todo si lo comparamos con el funesto 2007, año que deseo, jamás vuelva… Pero la última etapa del año me está costando lo mío… En lo académico no me puedo quejar mucho, y en lo personal… aún no lo he decidido. He conocido mucha gente nueva, otros se han quedado un poco atrás. Ha sido el año en que volví a Roma y a Londres, y en el que me juré volver e ir a muchos sitios mas. También fue el año en que creé este blog…La verdad es que tal vez, cuando comencé, no sabía cuanto me alegraría mas tarde de tenerlo. Ha sido una extensión de mi misma, un lugar donde he ido dejando trozos de mí, a veces de cuestiones mas profundas de las que a simple vista pueda parecer. Fue un punto de fuga, en el más barroco sentido de la expresión, para ir más allá, para volar fuera del corsé de la rutina y las costumbres.
Como todos los años, el calendario traía su uno de Julio, y cumplí años, uno más… Quiero creer que no soy más vieja, sino más sabia, y me gustaría pensar que hay piedras con las que no volveré a tropezar, aunque eso nada ni nadie te lo garantiza…
Ha sido el año en que volví a valorar la amistad, y lo importante que es para mí estar sola. Ha sido un tiempo más que he dedicado a intentar saber quien soy. Han sido doce meses para ilusionarse y desilusionarse, que lo segundo es muy frecuente en mí… Fue la Semana Santa que volví a vivir un Viernes Santo entero, fue la Feria a la que ir en zodiac, y que estrené mi primer mantón propio. Fueron días en Caños de Meca, que vienen a mi cuando el agobio o el frío me superan. Han sido 366 días que de mejor o peor forma se vivieron y ya pasaron…
No me hago muchos propósitos para el 2009, un cambio de look, porque ya me voy aburriendo de verme, intentar “ser mejor” en muchos sentidos, cuidarme mas las uñas… eso estaría bien. Espero que no sea un mal año, que la vida no me trate muy mal; que sea la Semana Santa de la mantilla, que siga riéndome con los míos, que las paredes me vean llorar menos, que el calendario sepa marcar tiempos; porque este año, desde hace mucho, será un año con calendario para mi. Un regalo desde la romana Piazza de la Republica, 12 gatos se pasean por la ciudad eterna ilustrando cada mes. Odio la cronología del tiempo, pero la gata Roma no podía dejar de tener algo así…
De todas formas, cuando den las doce campanadas, sólo cambiará un número, pero todo seguirá igual. Yo, que estoy aquí con las manos heladas, escribiendo en un teclado que no es el mío, estaré igual mañana, y pasado… O tal vez no… quien sabe; al fin y al cabo, sólo es dar otra vuelta alrededor del Sol.